Arturo Luna Silva
El activismo de Luis Paredes va en aumento. Y es que cada vez queda más claro que el ex alcalde –más que un animal político, una auténtica ladilla política- será factor en 2010. Para bien o para mal del PAN, el partido del que expulsado por El Yunque pero al cual fue reincorporado, con todos, todos sus derechos vigentes, por decisión del Tribunal Electoral Federal.
Sus acercamientos con Rafael Moreno Valle son cada vez más constantes. Y más que con el senador, con su gente.
¿Será acaso Luis el kamikaze que utilizará Moreno Valle para parar las andanadas del PRI y del marinismo en la constitucional del año que entra?
El pasado jueves 3 de diciembre, Paredes sostuvo una reunión privada en el bar del restaurante La Noria. Empezó a las siete de la tarde-noche y duró dos horas y media.
Lo más interesante es que dicha reunión fue organizada y convocada por Violeta Lagunes, la heterodoxa panista que pertenece al grupo de Moreno Valle y que éste impuso como delegada de la Secretaría del Trabajo del gobierno federal.
No se encontraron precisamente para desearse feliz Navidad y próspero año nuevo.
Un grupo de jóvenes del PAN tenía interés en platicar sobre su libro “Los secretos del Yunque”, de reciente publicación, pero sobre todo en conocer en detalle la opinión de Paredes sobre la coyuntura política que vive Puebla y sobre el camino que él seguirá.
Entre los asistentes estuvieron Israel Nery, Arturo Hernández, Ceci Espino, Luis Acosta, Alejandro Tlacuahuac y 30 panistas más cuyos nombres quizá no digan mucho, pero sí al morenovallismo, grupo al que todos ellos pertenecen.
Durante el encuentro hubo múltiples cuestionamientos y respuestas. Finalmente, Israel Nery y Luis Acosta pidieron a Paredes que encabece un nuevo proyecto rumbo a la gubernatura.
De la reunión estaba enterado Moreno Valle y cuentan que trató de bloquearla a toda costa (porque no le pidieron permiso), pero sin éxito.
Tanto fue su enojo (y hasta desesperación) que cuando se estaba llevando a cabo la charla con el ex presidente municipal, Moreno Valle marcó múltiples veces a algunos de los presentes; empero, la mayoría no sólo lo ignoró, sino que de plano apagó sus radios o teléfonos celulares.
Posteriormente, trascendió que hubo amenazas del senador a Luis Acosta, Israel Nery y Alejandro Tlacuahuac. A Violeta no porque no se atreve, quizá teme recibir algunos “cocacolazos”. El único que negocia con Paredes, les dijo, soy yo, nadie más.
Luis Paredes trae su juego. Sin nada que perder y todo que ganar, se acerca y se aleja de Moreno Valle a conveniencia. Le manda mensajes contradictorios. En el lenguaje marinista: Está con él pero no está con él.
Al senador le conviene tenerlo cerca. Paredes lo sabe y vende caro su amor. Es el arma (ni tan) secreta que Moreno Valle puede utilizar para terminar de abrir el ostión yunquista y hacerse de la candidatura a Casa Puebla.
Pero Luis es todo, menos tonto. Su viejo sueño de conquistar el mundo, empezando por supuesto por el estado de Puebla, empieza a resurgir. Regresó para ser factor y más que eso: actor. Y quiere ver para qué le alcanza. ¿Para diputado? ¿Nuevamente para alcalde? ¿O para gobernador?
Pronto lo sabremos.