En el imaginario de las percepciones políticas hay una relación directa entre quién será el candidato o la candidata a la Presidencia de la República y las posibilidades que tienen en Puebla los aspirantes a la gubernatura. Esas proyecciones no son del todo distantes de la realidad, aunque tampoco pueden verse como definitivas. El terreno de las probabilidades es tan incierto como un juego de azar, en el que pocos se atreven a apostar su resto.
En la impresión generalizada, por ejemplo, cada aspirante a la gubernatura poblana tiene un “padrino” o más que aspira a llegar a Palacio Nacional.
A Alejandro Armenta se le relaciona con Ricardo Monreal Ávila, el coordinador de los senadores de Morena.
Se atribuye a la operación del zacatecano que el poblano sea hoy el presidente del Senado de la República y su proyección nacional.
Sí, pero también no.
Efectivamente, Alejandro supo aprovechar la cercanía con Monreal al arranque de este ejercicio senatorial, que dura dos legislaturas y que comenzó en 2018.
Pero hoy caminan aparentemente separados.
Cada quien en su carril.
También da la impresión que Monreal ha pactado ya con la puntera, Claudia Sheinbaum, para buscar la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, en lugar de la Presidencia.
Eso vendría muy bien a Alejandro Armenta, pues se configuraría un escenario de reconciliación de Ricardo Monreal con el lopezobradorismo, aunque no necesariamente con Andrés Manuel López Obrador.
Algo es algo.
En tanto, el coordinador de los diputados federales del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Ignacio Mier Velazco, ha impulsado la versión, pública y privada, de que tiene una gran veladora presidencial prendida: la del secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández.
De hecho, este fin de semana, durante una rueda de prensa, Mier recibió una llamada telefónica -que el propio legislador hizo pública- de López Hernández, quien “mandó saludos” a las poblanas y a los poblanos, pero sobre todo a su carta en Puebla.
Es evidente que el éxito del proyecto de Mier va de la mano del éxito -o fracaso- del proyecto de Adán Augusto.
La apuesta central de Mier siempre ha estado sustentada en el dedazo del Presidente, del que espera ser el beneficiado por conducto del secretario de Gobernación, a quien AMLO llama “mi hermano”.
Por otra parte, a la evidente favorita de la carrera a 2024, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, se le asocia en Puebla lo mismo con un candidato varón, que con una mujer.
Para nadie es un secreto que la secretaria de Economía, Olivia Salomón, es quien más cercanía y química personal y política tiene con Sheinbaum.
Si en Puebla se debe postular a una mujer, se piensa que Olivia sería la fórmula perfecta con Claudia.
Aunque no hay que descartar a la titular de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano, quien trabajó con la hoy jefa de gobierno hace unos 20 años, en un proyecto para atender la grave contaminación del Bordo de Xochiaca.
La poblana desarrollaba su tesis de licenciatura, egresada de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), y Claudia era la titular de Medio Ambiente del Gobierno del entonces Distrito Federal, gobierno que encabezó Andrés Manuel López Obrador.
Pero si se tratara de hombre, da la impresión de que la fórmula que podría convencer al equipo de Sheinbaum es Julio Huerta, el primo del fallecido Miguel Barbosa y quien despacha como secretario de Gobernación estatal.
En tanto, la carta del canciller Marcelo Ebrard en Puebla parece ser el diputado federal Juan Carlos Natale, un miembro muy activo de su precampaña en este estado.
El legislador del PVEM no se ha destapado, pero no tarda y está cantado que si el titular de la SRE resultara el elegido por López Obrador, las posibilidades de Natale serían muy grandes para hacerse de la candidatura a la gubernatura como parte de la alianza con Morena y el PT.
Opciones hay.
Definiciones faltan.
Expectativas sobran.
También nerviosismo y jaloneos, sobre todo tras los recientes destapes de María Luisa Albores (secretaria del Medio Ambiente del gobierno federal), Rodrigo Abdala (delegado estatal de los programas de Bienestar para Puebla, “gallo” de su tío político, el ex gobernador Manuel Bartlett) y la impresentable Claudia Rivera Vivanco, ex alcaldesa de esta capital, apadrinada por el grupo encabezado por Bertha Luján.