Las proyecciones y la campaña de Morena en el Estado de México están dejando la percepción de que las clases medias y altas han dado la espalda al lopezobradorismo, como ocurrió en varias plazas en el proceso de 2021. Aun así, su posibilidad de triunfo en tierras mexiquenses es altísima. Sin embargo, la duda persiste: ¿se puede triunfar con suficiencia, en Edomex o, por ejemplo, Puebla, sin esos mexicanos “aspiracionistas”, como les ha llamado el Presidente de la República?
Versiones periodísticas han descrito que la candidata morenista en el vecino estado, Delfina Gómez Álvarez, no ha logrado conectar con las clases medias y altas.
Que su fuerza está en los sectores populares.
Que empresarios y académicos la rechazan.
Un escenario parecido al que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) enfrentó en la Ciudad de México, en 2021.
Cuando perdió la mitad de las alcaldías.
Entonces la suposición y las cifras señalaron que el voto más ilustrado y con mayor poder adquisitivo hizo la diferencia.
Pero ahora en contra del lopezobradorismo.
Algo similar se documentó en Nuevo León y Jalisco.
Esa es también una hipótesis electoral que explica el abrumador triunfo de Eduardo Rivera, en Puebla capital ese mismo año.
La estimación de algunos especialistas es que 40 por ciento de la población, precisamente los estratos medios hacia arriba, le han dado la espalda al régimen.
Ese sector fue determinante en el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018.
Pero ese voto, precisamente el que se conoce como switcher, ha venido dando un viraje.
Las marchas y concentraciones masivas en contra del régimen y favor del Instituto Nacional Electoral (INE) se han nutrido de ese fenómeno.
Desde la oposición hay quienes piensas que esos votantes les pueden dar una oportunidad competitiva en 2024, aunque ni candidato tienen.
La lección del Estado de México, en donde esta semana comenzaron oficialmente las campañas por la gubernatura, debe encender alertas en otras entidades.
Allá, a la ex secretaria de Educación, Delfina Gómez, le han colgado como candidato sombra, a Horacio Duarte -quien se quedó en el camino en la interna-, con la intención de sumarle los adeptos con lo que ella no conecta.
Pero aun así se le ha dificultado sumar a ese sector que en 2018 votó en apoyo a López Obrador.
De los aspirantes a la gubernatura de Puebla, ¿quién garantiza la suma de las clases medias y alta?
También el voto de las personas con mayor preparación académica.
¿Hay alguien, hombre o mujer, con el carisma suficiente?
¿O tenemos otros y otras Delfinas?