La manifestación en “defensa” del INE, que se realizó en la Ciudad de México -y se replicó en varias otras del país-, apareció este lunes en las portadas de todos los medios escritos y digitales nacionales y varios importantes internacionales, como el influyente The Wall Street Journal. Muy bien, ¡qué padre!, es genial que haya manifestaciones con cierto nivel de legitimidad, pero de nada servirán hacia la sucesión de 2024, para tumbar, como quieren, al régimen, si no hay un líder que canalice el voto anti AMLO y el descontento social.
Efectivamente hubo protagonismos en #ElINENoSeToca.
Mucho histrionismo en las redes sociales de varios dirigentes partidistas, pero no hay esencia ni conducción.
Aquellos y aquellas que más reflejan su egocentrismo en sus mensajes, videos y fotos, suelen ser quienes menos legitimidad tienen.
Algunos coleccionan involuntariamente procesos judiciales y acusaciones.
O son dueños de pasados tan oscuros, que no pueden ser cara de nada bueno.
Bueno, ni carisma tienen algunos de ellos y de ellas.
La masa descontenta con el lopezobradorismo y enojada, particularmente, con las actitudes y decisiones de Andrés Manuel López Obrador, camina sin un rumbo político real.
Por ejemplo, ¿qué le están diciendo los aspirantes de la “oposición” a los miles que se manifestaron ayer?
Nada.
La marcha demostró una triste realidad: es mucha sociedad para tan poca oposición.
Los dirigentes partidistas del PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano (MC) y otras asociaciones, no tienen un planteamiento real para que las cosas cambien.
La descalificación se ha convertido en su única divisa y argumento discursivo.
Veamos a los presidenciables de la oposición.
Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no tiene cara para pedir nada, ni mente para proponer algo.
La larga cola de corrupción que lo sigue, junto con una carrera insulsa y tan cuestionada hasta por sus correligionarios, no le aporta seriedad.
La senadora Lilly Téllez, del Partido Acción Nacional (PAN), no sale de la retórica agresiva.
Ofende, descalifica, pero no le conocemos ninguna propuesta seria.
A los medios les gusta su estridencia en tribuna, pero la sonorense no ha mostrado esencia ni altura política.
Hay una lista, que se ha publicado, de “43 presidenciables de la oposición”.
De todos no se hace uno.
Enrique de la Madrid (PRI), Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón (independiente o PAN); la senadora Xóchitl Gálvez (PAN).
El gobernador de Nuevo León, Samuel García (MC); el diputado federal Gabriel Quadri (PAN); el hijo de Luis Donaldo Colosio Murrieta; el ex gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles (PRD).
El presidente nacional panista Marko Cortés (PAN); el dueño del partido naranja, Dante Delgado (MC)… y así sigue la kermés de nombres.
Ninguno da la talla.
Posiblemente, mención aparte, por su trayectoria y la seriedad con que está tomando su aspiración, la merece la priísta Beatriz Paredes.
En Puebla, las cosas no son muy distintas.
Los aspirantes de la oposición a la gubernatura no muestran determinación.
Tienen discursos tímidos y pareciera que se han resignado a hacer, en 2024, una campaña testimonial.
La masa entusiasta del domingo no tiene guía.
El estridente grito de los inconformes no tiene quien pueda hacerle eco en las urnas.