Con la contundente frase con que el secretario de Gobernación estatal, Julio Huerta, se refirió a la titular de Desarrollo Rural, Ana Laura Altamirano, “es mi galla”, sumó a su compañera de gabinete a la carrera por la sucesión en 2024 en Morena Puebla. Efectivamente, la agrónoma tiene un alto conocimiento en el territorio estatal y, junto con Olivia Salomón, secretaria de Economía, es carta fuerte, con imagen positiva y merecimientos, en una competencia en la que siempre ha estado latente la necesaria postulación de una mujer a la gubernatura.
En el panorama que han medido las encuestas también aparece, como opción femenina, la ex presidenta municipal de Puebla capital, la impresentable Claudia Rivera Vivanco.
Tiene un alto conocimiento, pero también una demoledora pésima imagen.
Encima, está a un paso de la inhabilitación electoral, ya sea por violencia de género o por las cuentas pendientes, por miles de millones de pesos, que dejó en su administración, entre 2018 y 2021.
Su mayor divisa -si así se le puede considerar-, la supuesta defensa de la lucha femenina, se ha desmoronado por sus abusos contra otras mujeres, también durante su gobierno.
Este mismo jueves, con todo el dolor de su corazón, ya debió ofrecer las primeras disculpas públicas por uno de los (penosos) casos que se le siguen.
Su bandera feminista quedó hecha girones, por sus mismas actitudes y está a punto de ser ratificada en el catálogo de agresores.
Vaya “popularidad”.
Pero vayamos con las cartas reales.
Olivia Salomón representa un rostro que le hace falta al Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Con aceptación muy importante entre las clases medias y altas, que definen los procesos en Puebla capital y la zona conurbada.
Ahí se concentra más de 34 por cierto de la Lista Nominal estatal, que supera los 4.7 millones de ciudadanos y ciudadanas.
Ella, sin duda, tiene un perfil que le quitaría votos al Partido Acción Nacional (PAN) y sus aliados.
El mismo efecto positivo lo tiene resuelto Olivia Salomón en los municipios con características urbanas y la marca Morena le ofrece rentabilidad en los que no lo son.
De sobra está decir que, al igual que Ana Laura Altamirano, se prevé que la secretaria de Economía entusiasme mucho al sufragio femenino, por identidad.
Mientras tanto, Altamirano tiene un perfil diferente y también sólido.
Por su labor cotidiana, de las más exitosas en el gabinete, desde 2019, es conocida en todo el estado.
Principalmente fuera de la capital, lo que no es fácil de conseguir.
Conoce los sectores productivos y a sus familias.
Los ve con mucha frecuencia a los ojos, directamente.
El diálogo con productores, desde el más humilde hasta el agroempresario, le permiten conocimiento y reconocimiento en donde se para.
Fuera de la capital y la zona conurbada está 65 por cierto de los votantes en el estado de Puebla.
También la marca Morena, como en el caso de los aspirantes de ese partido, potenciaría el capital personal de Ana Laura, quien es oriunda de San Juan Amecac, una junta auxiliar del municipio de Atzitzihuacán.
Viene del campo y hoy encabeza la política agropecuaria estatal.
En Morena, se están destapando las fichas que el barbosismo tendrá para poner en la mesa.
La partida será intensa.
Con momentos de incertidumbre.
Será mejor ir bien preparados.
Si es hombre, el requisito del candidato, hay opciones.
Y sí es mujer, también hay.
Así van las cosas hacia 2024.
Y que nadie minimice a nadie… porque luego andan llorando por los rincones como muñecas feas.