Al coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila, Puebla le sienta bien. Aquí goza los actos que realiza, al lado de Alejandro Armenta, fija agenda, se mete en todos los temas, lanza halagos sinceros a su amigo el gobernador Miguel Barbosa, con quien intercambia análisis, y, sobre todo, se suelta al grado de deslizar, desde esta trinchera imaginaria, que podría ir a la competencia presidencia de 2024 como abanderado de la oposición si ésta, en su conjunto, se suma para postularlo.
El monrealazo nacional, como el que dio en 1998, cuando dejó el PRI para irse al PRD y ganar la gubernatura de Zacatecas, se anunció, en corto, a los poblanos.
Este sábado, con una agenda en cuatro tiempos, el senador -primero- charló con la prensa.
Tuvo luego un acto de mujeres que se sumaron en Puebla a la Fundación Rosa Mexicano, de su hija Catalina.
Después, convivió con sus simpatizantes.
Y remató con una comida en privado con el gobernador.
Fue un día redondo para el hombre que, subrayó ante los representantes de los medios, primero en un encuentro con directores y luego en conferencia de prensa, ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador desde hace 25 años.
El zacatecano compartió, no sin estar libre de cierta decepción, que su relación con el Presidente está hoy en un “enfriamiento”.
Que no es del “club de sus favoritos”.
La culpa la tienen, acusó Monreal, las “intrigas palaciegas” que lo señalaron como el responsable de la debacle morenista en la capital del país, en donde Morena perdió 9 de las 16 alcaldías, en 2021.
AMLO no lo menciona, ni por equivocación, dentro de su menú de “corcholatas” para 2024.
Vino a Puebla el coordinador de los senadores y mandó también mensajes.
Recordó, con destino a Palacio Nacional, que se ha cumplido en la Cámara Alta con la agenda de López Obrador.
Todo lo que el rencoroso tabasqueño prometió en campaña, como candidato, ha tenido el respaldo exitoso de los senadores que Monreal comanda.
Faltan las iniciativas de Reforma Eléctrica, que -recordó- fracasó con los diputados; la de la Guardia Nacional y la Electoral.
Pero esas, también advirtió, son nuevas y no estaban planteadas.
O sea que los compromisos se han cumplido.
En el Senado -a diferencia de en San Lázaro- Morena no le ha fallado al Presidente.
¡Vaya recordatorio con sabor a reproche!
Con cortesía, Ricardo Monreal dijo específicamente que no “destaparía” al senador Armenta para la gubernatura, en esta visita, por cortesía y para evitar malos entendidos.
Pero también lo ensalzó.
Dijo que tiene “estatura” de gobernador o de secretario de Estado.
El zacatecano descartó también que, tras el actual sexenio, vaya a haber un Maximato, porque López Obrador es “un demócrata”.
Advirtió que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) vale muy poco sin la popularidad y los afectos populares que despierta AMLO.
Tiene mucha razón.
Convocó a que, pasado el proceso en seis estados de este 5 de junio, se renueven las dirigencias estatales.
Incluida Puebla, que no se renueva formalmente desde 2015.
Habló también del diputado Ignacio Mier y la trama de lavado de dinero en que está involucrado y que ha investigado la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
Planteó, en este asunto, una tregua de Mier con los actores que él mismo ha involucrado.
Y que “la ley y la justicia” diriman responsabilidades.
Reconoció de la administración poblana sus aciertos en la Agencia Estatal de Energía, en la decisión de sostener y mantener las escuelas de tiempo completo y el saneamiento del Río Atoyac.
En Barbosa Huerta dijo que ve a un político actualizado, analítico y lúcido.
Comió con él.
Pero sobre todo, dijo que irá hasta el final en la contienda por la candidatura a la Presidencia.
“No busco cargo de consolación”.
Y por lo visto, eso lo tiene claro.
Incluso si debe romper con Morena.
Como diría el clásico: “Sobre advertencia… no hay engaño”.