Las iniciativas constitucionales del Presidente están muertas, en las condiciones actuales de la relación entre el Ejecutivo con el Congreso de la Unión. Si Andrés Manuel López Obrador y sus bancadas en la Cámara de Diputados insisten en su guerra contra la oposición no habrá ni Reforma Electoral, ni pasará la que tiene que ver con la inclusión de la Guardia Nacional en el marco jurídico de las Fuerzas Armadas.
Los grupos parlamentarios del PRI, PAN y PRD, de la renacida alianza Va por México, más la bancada de Movimiento Ciudadano (MC) anunciaron que no apoyarán ninguna de esas propuestas, que forman parte de la agenda legislativa indispensable del lopezobradorismo.
Los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), sobre quienes el tabasqueño y Morena pusieron la guillotina, pueden estar tranquilos.
Su remoción y la desaparición de la institución son ahora imposibles.
El dique opositor se ha convertido en muralla.
Al menos para los cambios a la Carta Magna que se propone López Obrador, pues sin los votos de ellos y ellas, ni en San Lázaro ni en el Senado, el oficialismo puede conseguir mayorías calificadas, las dos terceras partes.
Luego del fracaso de la Reforma Eléctrica están pendientes dos propuestas del Presidente, que requieren cambios constitucionales.
El 15 de junio de 2021, AMLO dio a conocer su agenda.
Su paquete incluyó una ambiciosa Reforma Electoral.
Ésta pretende la desaparición del INE, la elección directa de consejeros y magistrados electorales, así como la reducción de los legisladores plurinominales.
La oposición también quiere una segunda vuelta en la elección presidencial, si la diferencia entre el primero y segundo lugares no es suficientemente amplia.
Esa tampoco se ve cómo pueda ser admitida por el actual régimen.
La otra iniciativa de Andrés Manuel, que implica modificaciones a la Constitución, es la que busca que la Guardia Nacional se incorpore a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Pretende el Presidente, según sus propias palabras, que la institución “no se eche a perder”.
Esa también está sepultada.
En tanto, la guerra arrecia.
No solamente el Presidente acusa, desde Palacio Nacional, a la oposición de “traición a la patria”.
También su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), anunció a la par una campaña para “exhibir” a los diputados que votaron en contra de la Reforma Eléctrica.
Al menos algunos panistas ya advirtieron que el tema terminará con demandas por “daño moral”, si se concreta este plan, que se anunció para los seis estados en que habrá elecciones el primer domingo de junio.
En Puebla, algunos morenistas han comenzado, en redes sociales, con esta campaña de supuesta “exhibición” de los “traidores”.
La verdad es que podrían terminar haciéndoles un favor, pues sus electores son, principalmente, antiAMLO.
Se trata de los panistas Ana Teresa Aranda Orozco (Distrito 9 de Puebla capital), Carolina Beauregard (Distrito 11 de la Angelópolis), Mario Riestra Piña (Distrito 12, del municipio de Puebla), Humberto Aguilar Coronado (Distrito 10, de las Cholulas) y Genoveva Huerta Villegas (plurinominal).
Así como los priístas plurinominales Blanca Alcalá Ruiz, Lázaro Jiménez Aquino y Javier Casique Zárate.
Es la exacerbación de los ánimos, de por sí polarizados, que busca, como siempre el lopezobradorismo.
Su fórmula, hasta ahora, no ha rendido frutos.
La muralla, hoy, parece impenetrable.