De tan común, como práctica de corrupción en los ayuntamientos de Puebla y el país, que no sorprende la trama de presuntos delitos que cometió, como alcalde de Zacatlán, emanado del Partido Acción Nacional (PAN), Jorge Raúl Hernández Quintero: peculado, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y abuso de autoridad. Lo que en cambio sí es novedad, es que ahora sea ¡candidato de Morena! Eso sí que es inconcebible.
La triada de valores del morenismo, “no mentir, no robar, no traicionar”, no es precisamente en este caso en donde hallan acomodo.
Hernández Quintero fue alcalde de ese Pueblo Mágico de la Sierra Norte de Puebla, entre 2005 y 2008.
En pleno marinismo.
Aunque él lo fue por el partido de derecha, el PAN.
Pasaron muchas cosas en su mandato.
Anomalías.
La presunta venta de terrenos patrimonio del municipio a particulares.
Que aparentemente eran prestanombres.
Y luego el beneficiario real era otro.
Muchas veces un ex funcionario.
Eso es leyenda urbana en Zacatlán, sobre el comportamiento y el patrimonio personal de Jorge Raúl Hernández Quintero.
Pero hay un caso que no es solamente leyenda urbana.
Se trata del presunto fraude con locales comerciales, que ha escalado como la primera de varias denuncias que se presentarán, sobre los presuntos delitos que Hernández cometió en su mandato como alcalde.
De acuerdo con el documento, del que este reportero tiene copia, el ex presidente municipal zacateco consiguió, al vapor y sin cuestionamientos, la aprobación para enajenar espacios comerciales.
Se dio en la sesión de Cabildo del 14 de septiembre de 2007.
El tema fue irregular desde su procedimiento, pues nunca se presentó proyecto alguno y apenas con una sola mención, en el apartado F del orden del día de aquella sesión, se aprobó.
Ni siquiera se discutió.
Así de simple y sencillo, como si se tratara de un asunto común.
Sin embargo, se trataba de un negocio millonario: “la enajenación onerosa de espacios comerciales en la zona del Hospital General”, según el acta que está a disposición en Internet.
En ésta, se establece que esa enajenación tenía como meta “que la gente tenga cerca la oferta de bienes y servicios”.
Todo pasó sin la mayor importancia.
Como un día más.
Pero luego, por supuesto, se desató una cascada de irregularidades:
Nunca se establecieron montos.
Formas de pago.
Proyecto.
Tampoco se dio cuenta al Congreso del estado de esa enajenación.
La denuncia que presentó un particular advierte que este cúmulo de anomalías “constituye un posible daño al patrimonio de la hacienda y la sociedad zacateca”.
Si había de por sí una montaña de irregularidades, luego vino lo peor.
Apenas cinco meses después, en febrero de 2008, a unos días de que terminara el mandato de Jorge Raúl Hernández Quintero como alcalde, se vendieron los mismos locales.
El modus operando fue el mismo: una sesión de Cabildo, esta con fecha 6 de febrero de 2008, se enlistó el tema como uno más en el orden del día y, sin discusión ni análisis, lo avalaron los regidores y el síndico.
Y otra vez, sin informes, sin proyectos y sin montos.
La denuncia asegura que el principal beneficiario de esta oscura transacción, para la que se utilizó al ayuntamiento de Zacatlán fue el hoy candidato de Morena, Jorge Raúl Hernández Quintero, “a través de prestanombres”.
Pasó el tiempo.
Casi tres lustros.
Se supone que, a la distancia de 13 años, el hoy abanderado de Morena se sentía cobijado por el manto del olvido.
Pero no.
Estos y otros presuntos delitos están vivos.
Vigentes.
Se recuerdan.
El cambio de partido, el PAN de derecha, a la izquierda del lopezobradorismo de Morena, tampoco debiera suponerse como halo purificador de probables pecados del pasado.
Más todavía en Zacatlán, en donde la gente no olvida.
En el caso específico de los locales comerciales, los montos deberán ser clarificados.
Las autoridades deberán seguir las indagatorias.
La denuncia su ruta procesal.
Se supone que, de decenas de locales, cada uno cuesta más de cien mil pesos.
¿Cómo era?
No robar.
No mentir.
No traicionar.
Ah… y no olvidar.