ARMENTA, EN LA COYUNTURA DE LA LEY DE INGRESOS

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Las quejas, que rayan en la perversidad, contra Alejandro Armenta Mier, por haber asistido a la sesión del Senado de la República del 20 de octubre, acusándolo de haber sido portador de SARS-CoV-2, a pesar de que ya había recibido el alta médica por COVID-19, no solamente son morbosas, sino que ocultan la intención de menguar su labor como presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara Alta, en los días claves y previos a la aprobación de la Ley de Ingresos.

En política no hay casualidades.

En palabras coloquiales, hay muchas manos y voces que, entre susurros aviesos, buscan aflojar al poblano.

Él tiene la responsabilidad de conducir las negociaciones que deberán concluir con el aval del pleno a la Ley de Ingresos 2021, que ya fue aprobada con cambios por San Lázaro y está de regreso en el recinto de Insurgentes y Reforma.

No parece una reclamación genuina que ese día algunas senadoras del PAN y del PRI exigieran que Armenta se retirara de la sesión que, de manera inusual, se llevó a cabo en el edificio de Xicoténcatl.

Es muy penoso, pero hay que decirlo, luego a los enemigos de Armenta y del Grupo Parlamentario del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) perversamente les ha venido muy bien sugerir que la muerte del senador tlaxcalteca Joel Molina por COVID y aquella sesión están concatenadas.

En aquélla del 20 de octubre -Armenta recibió el alta el 17 de este mes-, se votó la desaparición de los fideicomisos.

A muchos no gustó.

Incluso son muy atendibles los argumentos de quienes se opusieron.

En este contexto, falta todavía por avalarse la Ley de Ingresos.

La que establece la forma en que el Estado Mexicano y su gobierno habrán de allegarse recursos para el Ejercicio Fiscal 2021.

Ésta, junto con el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), son la esencia y el motor económico del país.

La primera es facultad de las dos cámaras; la segunda solamente de Diputados.

Siempre, en torno a los impuestos, la llamada miscelánea fiscal, hay intereses muy poderosos.

Empresas nacionales y trasnacionales cabildean por meses, para evitar que vengan incrementos a sus productos, que terminen por disminuir sus ganancias.

Casi siempre a través de los IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios).

Se trata de miles de millones de pesos los que se ponen en juego.

La Comisión de Hacienda del Senado, que preside el poblano Armenta, es blanco, como en otros ejercicios legislativos, de presiones inauditas.

Ofrecimientos de sobornos.

La revisión histórica muestra que más de un legislador ha sucumbido.

Armenta se ha mantenido firme en la línea de la Cuarta Transformación (4T) lopezobradorista.

Su “justicia tributaria para una justicia distributiva” la ha trascendido del lema a la práctica.

Puede gustar o no.

Por eso, los ataques hoy no deben considerarse una coincidencia.

Personajes, plumas e informativos han caído en la morbosidad de ver en él a un individuo en el contexto de lo que se ha calificado, hasta hoy sin datos duros, como un “contagiadero” en el Senado.

Hasta en las mafias hay códigos de honor.

Aquí no ha habido.

La perversidad viene de donde siempre.

gar_pro@hotmail.com

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