Para la comunidad latina y mexicana en Estados Unidos es inconcebible que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que tanto presume su ideología de “izquierda”, vaya a realizar su primer viaje internacional, a Washington y en plena efervescencia electoral, para servirle al republicano Donald Trump en su intento de conseguir la reelección.
¿Qué le debe el tabasqueño al magnate?
Porque es evidente que Trump, que ahora se refiere al mandatario mexicano como un “great guy” (gran tipo) es históricamente el mandatario estadounidense más beligerante contra los paisanos y contra toda la comunidad migrante.
La ha ofendido reiteradamente, al grado de la xenofobia.
Ha tildado a los paisanos de delincuentes.
Desdeña su aportación económica, que se estima en 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense, solamente de la comunidad mexicana.
Pero eso sí, quiere sus aproximadamente de 16 millones de votos.
De ellos, al menos un millón son de poblanos binacionales, que llegaron hace ya décadas y hoy tienen la doble ciudadanía.
Ahí es donde encaja, como el vecino útil, como herramienta electorera, el presidente mexicano.
No hay que olvidar que hay células lopezobradoristas en la Unión Americana, principalmente en Nueva York y Chicago, que juegan un papel fundamental en el contexto de aquella nación.
¿Se van a sumar en automático a Trump, por la visita de AMLO?
Muchas voces han advertido a López Obrador que será un “error colosal” su visita.
En noviembre hay allá votaciones.
El pretexto es el arranque del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC.
El mexicano quiso convidar a la reunión, que aún debe definir fecha, la que depende de la pandemia, al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Pero le puso hielo el director de comunicación del gobierno canadiense, Cameron Ahmad.
“No hay ningún encuentro programado”, dijo.
López Obrador se expone a “una grosería”, advirtió Rafael Fernández de Castro, director del Centro de Estudios México-EU de la Universidad de California en San Diego.
También el congresista demócrata de origen mexicano, Jesús Chuy García, de Illinois, le pidió no ir.
“Las constantes agresiones de Donald Trump hacia los inmigrantes, y en particular a los de origen mexicano, demandan que López Obrador tomara una actitud en defensa de su pueblo. En lugar de eso, esta visita lo perfila como un aliado de Trump”, dijo el político, quien nació en Durango, en un mensaje público para el presidente de México.
Reitero: ¿qué le debe el tabasqueño a Trump?
Mucho debe ser.
Tanto como para tragar saliva, al nivel ignominia.