Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que no habría en este 2020 incremento de impuestos, en realidad con el recorte que propinó desde el gobierno federal a los estados -Puebla incluida-, obligó a las administraciones locales a aumentar gravámenes, “actualizar” -pobre eufemismo para reconocer el alza- derechos (trámites gubernamentales), inventar nuevos tributos y hasta recurrir al endeudamiento, para sortear este ejercicio fiscal. Financia así el tabasqueño, sobre las espaldas de los contribuyentes cautivos y las haciendas estatales, sus programas clientelares, esas dádivas en efectivo que entrega cada mes en becas y pensiones y que tienen claras intenciones electoreras. El de AMLO y su Cuarta Transformación (4T) es un doble discurso, una farsa total y absoluta, que nos cuesta a los de siempre, que anula el crecimiento económico, estanca al país y anuncia una inexorable recesión.
Mientras el Presidente de la República presume que no ha subido ni creado impuestos, la realidad es otra.
Su jactancia no es efectiva, ni en el nivel federal ni en las entidades.
Al menos 21 estados, Puebla entre ellos, han tenido que incrementar impuestos, como el de Sobre Nómina (ISN), y crear o reciclar gravámenes al hospedaje, bebidas alcohólicas,juegos y sorteos.
También han debido recurrir al alza de derechos, que no se tenían contemplados cobrar en este año 2020, como reemplacamiento, licencias, refrendos y sobre la verificación.
Siempre esos pagos son los más sencillos de cobrar.
Pero esa promesa de no aumentar impuestos, tampoco la cumplió AMLO en el contexto federal.
Si bien no se califica como “aumento”, sí se dio una eufemística “actualización” federal en el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) a las gasolinas y diésel.
Aunque marginal, para la Magna es de 0.14 pesos; para la Prémium, de 0.12 pesos y para el Diésel, de 0.16.
Este incremento terminará impactando en todos los costos de los productos.
Igual ha pasado con el IEPS a refrescos (de 1.17 pesos a 1.26 pesos por litro) y a cigarros (0.35 pesos a 0.49 pesos por cajetilla).
Para el caso es lo mismo: hay que pagar más.
Puebla tendrá nuevos impuestos y aumento en el pago de derechos.
El ISN pasó de 2.5 por ciento a 3 por ciento.
Asimismo, se reviven tres nuevos gravámenes: Impuesto Sobre Servicios y Hospedajes, de 3 por ciento; Impuesto Sobre Loterías, Rifas, Sorteos y Concursos, de 6 por ciento; e Impuesto Sobre la Realización de Juegos con Apuestas y Sorteos, de 6 por ciento.
También, se “actualizaron” los derechos al alza, como expedición, reposición o canje de placas de circulación, que pasó de 930 pesos a 965 pesos para autos particulares y de 390 pesos a 405 pesos para motocicletas.
También, entre otros, aplica en las licencias: por seis meses es ahora de 420 pesos y de tres años de 675 pesos; un incremento de 15 pesos, en estos dos casos, respecto de lo que se cobró en 2019.
La de cinco años, de mil 15 a mil 50 pesos.
Son algunos ejemplos.
Y con Puebla, más estados tuvieron que recurrir a estas u otras acciones tributarias, entre las que también se dio la aprobación, en sus congresos locales, del techo de endeudamiento permitido:
Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Chiapas, Colima, Ciudad de México, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Tamaulipas.
El de AMLO es un cínico doble discurso.
Dice que cumplió, pero no lo hizo.
Recortó a estados, para que ellos debieran incrementar impuestos.
Eludió con mañas su responsabilidad como Primer Mandatario.
Ahora, cuando le han preguntado del caso, dice que eso es “decisión de gobiernos locales”.
No.
La administración federal se lavó las manos y endilgó esa salida, la única que tenían, a los gobiernos de las entidades.
Una mentira más de la 4T.
Como aquella que niega que estemos a las puertas de una recesión.
Ya se verá.
¡Bienvenidos a la pesadilla de 2020!