Aunque es todavía muy lejano el final del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a poco más de cinco años de que entregue el poder, el 1 de octubre de 2024, la hipotética baraja de la sucesión se ve muy débil. En la construcción de los escenarios futuros, el integrante del gabinete con mayor conocimiento es el canciller Marcelo Ebrard, seguido por el titular de la SEP, Esteban Moctezuma, y luego, por increíble que parezca, el director de la CFE, el ex gobernador de Puebla, Manuel Bartlett. Sin embargo, si se trata de opiniones positivas, la lista la encabeza Irma Eréndira Sandoval, de la Función Pública, luego María Luisa Albores de Bienestar, y la terna la cierra el titular de la SHCP, Arturo Herrera. El momento para una decisión está en la lejana distancia, pero las mediciones han comenzado a arrojar señales.
De acuerdo con un análisis de la agencia Enkoll, tomando en cuenta los niveles de conocimiento y de aceptación, el mejor visto entre los colaboradores del Primer Mandatario es el ex priísta Esteban Moctezuma Barragán.
Aunque eso no implica ya darle un nivel de aspirante presidencial, la muestra realizada cara a cara, ubica al secretario de Educación Pública (SEP) como el segundo en conocimiento, con 37 por ciento, y una calificación de 49 puntos de opinión “muy buena”.
En contraste, aunque Marcelo Ebrar Casaubón, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) tiene el mayor conocimiento con 63 por ciento, su nivel de calificación “muy buena” llega a 39 puntos.
La distancia para los tiempos de la sucesión es todavía larguísima, pero también tiene una peculiaridad.
Hay que recordar que López Obrador será el primer presidente, desde que se estableció una duración sexenal en el cargo, que estará sólo 5 años y 10 meses.
Esto, por la reforma constitucional al Artículo 83, que se publicó en el Diario Oficial de la Federación en febrero de 2017, que establece que el sucesor del tabasqueño entrará en funciones el 1 de octubre de 2024.
No es una reducción importante del tiempo de la Presidencia de López Obrador, pero esos dos meses, sin duda cuentan.
La debilidad de su baraja, suponiendo que el elegido salga del gabinete, es finalmente una buena noticia para López Obrador.
Lo muestra fuerte.
Y ha sido también indudable protagonista de sus 9 meses de gobierno, tanto como lo ha sido de la vida nacional en los últimos lustros.
Nadie le disputa ese liderazgo.
Para bien.
Pero también para mal, porque sigue careciendo de un hombre o una mujer con suficiente solidez en su equipo cercano.
Esa baraja débil se muestra también entre quienes obtuvieron mejores opiniones en la encuesta domiciliaria de Enkoll.
La mejor calificada, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, titular de la Secretaría de la Función Pública, con un puntaje de 60, en cambio tiene un muy bajo conocimiento, con apenas 12 por ciento.
En sentido estricto y en la hipótesis sucesoria, no tiene la fuerza necesaria.
La siguiente mejor calificada, también una mujer, la chiapaneca María Luisa Albores González, de la Secretaría de Bienestar, con 51 puntos, tiene un conocimiento escaso, de apenas 16 por ciento.
Algo similar ocurre con el recién nombrado secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera Gutiérrez.
Sus positivos son de 50 puntos, pero su conocimiento es de 18 por ciento, de acuerdo con el estudio “Conocimiento del gabinete”, de la agencia.
Años faltan.
Muchas cosas van a suceder.
Sin embargo, en el ejercicio de prospección, no dejan de ser útiles estas mediciones.
Seguramente lo saben bien en Palacio Nacional.
Y allá, la hipótesis es proyección.