La unción de Guillermo Pacheco Pulido como gobernador interino, es apenas el prefacio del mensaje que se envía desde Palacio Nacional: Andrés Manuel López Obrador va por Puebla, con todo, no hay ninguna duda. El capítulo de especulaciones y tensión -uno más- llegó a su fin con la designación del priísta y tiene lecturas colaterales: el ex candidato de MORENA, Luis Miguel Barbosa, vence las conspiraciones internas y a los adversarios externos, y su dupla con la presidenta de su partido, Yeidckol Polevnsky, se ve imparable. Será prácticamente imposible que no repita en la boleta. Del otro lado, esto se ve como el fin del grupo morenovallista; los alfiles poco aprendieron de su líder, el fallecido senador Rafael Moreno Valle.
La crónica de los hechos nos obliga voltear los ojos a la tarde del pasado domingo, cuando en la casa que tiene en Zavaleta el diputado local Emilio Maurer, se selló el acuerdo entre la mayoría lopezobradorista con el ex alcalde de Puebla (1987-1990), “Don Guillermo”, como le dicen.
En la reunión en la que los celulares de los 22 diputados y diputados fueron retenidos afuera del salón del encuentro, el petista José Juan Espinosa Torres ya no fue visto con el mismo aprecio.
Los saludos fueron fríos.
Las versiones de que el ex alcalde de San Pedro Cholula había ido a ofrecer apoyo a Jesús Rodríguez Almeida para que llegara al interinato, le cortaron las alas a los ojos de sus compañeros.
El santo cayó del pedestal.
La verdad, ahora lo sabemos, es que desde la semana pasada ya se había decidido que Gabriel Biestro, presidente de la Junta de Gobierno, sería el mandatario temporal.
La operación del llamado JJ complicó y terminó por atrofiar el plan.
Así fue que Pacheco Pulido llegó con la fuerza del aspirante neutral, no apartidista pues milita en el PRI, pero sí aparentemente imparcial en el duelo de fuerzas actual en Puebla, entre lopezobradoristas y morenovallistas.
Con esos antecedentes llegó la cita de este lunes con la historia.
Aún con dudas y en medio de presiones, los integrantes de la Comisión de Gobernación y otros diputados asistentes, con voz pero no voto, desarrollaron una tropezada sesión.
De la terna, primero anularon a Jesús Rodríguez Almeida, por no tener la calidad de poblano, que se puede solicitar al Congreso si se comprueban al menos cinco años de residencia en la entidad.
El hasta hoy encargado de despacho y secretario General de Gobierno que dejó la fallecida Martha Erika Alonso Hidalgo, por supuesto no los tiene.
Siguió la sesión en que el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el diputado Javier Casique Zárate, no dejaba de escribir en su celular y hasta contestaba llamadas.
Los trascendidos fueron que el coordinador de los senadores del tricolor, Miguel Ángel Osorio Chong, lo presionaba para votar por Rodríguez Almeida.
Con su descarte, cesó la insistencia.
La reunión de la comisión se llevó con muchísimos errores en formato y hasta incapacidad para entender lo que estaba ocurriendo de la propia presidenta y diputada de MORENA, Vianey García.
Ella solita convirtió por momentos la sesión en un galimatías y tuvo que intervenir varias veces José Juan Espinosa para corregirla y regañarla.
Entre varios planteamientos y episodios de debate sobre el procedimiento, también fue desechada la propuesta del otro morenovallista y militante del Partido Nueva Alianza (Panal), Gerardo Islas Maldodado.
El lopezobradorismo, que también evidenció división y reproches públicos, finalmente tejió fino e hizo valer su mayoría, para llevar al Pleno una sola propuesta: Pacheco Pulido.
En comisión, el coordinador de los panistas, Marcelo García Almaguer, y el priísta Casique, se abstuvieron de votar.
En la plenaria, en la votación por cédula, hubo 40 sufragios a favor de Pacheco y solamente una abstención.
Los morenovallistas ni las manos metieron y con ello escribieron su epitafio; el fin de su era en el poder.
¿Fueron engañados o se engañaron?
No cabe ninguna duda que pudo más Yeidckol Polevnsky que Marko Cortés, un verdadero cerro a la izquierda, derrotado una y otra vez por López Obrador en unos cuantos meses.
Olga Sánchez, la secretaria de Gobernación que se había comprometido a apoyar un perfil panista para el interinato, o no quiso cumplir su palabra o no la dejaron cumplirla.
Aunque habría que revisar el papel que jugaron algunos distinguidos miembros del morenovallismo, que jugaron doble y hasta triple y que con la llegada de Pacheco Pulido salieron ganando más, mucho más que si el elegido hubiese sido Rodríguez Almeida.
En paralelo, desde el medio día de este lunes, el Congreso fue un hervidero.
Destacó la presencia de muchos priístas.
Los equipos y titulares de Comunicación y Área Jurídica del CDE estuvieron ahí.
Luego de la confirmación de Pacheco, llegaron otros.
Se vio por los pasillos a Javier López Zavala, el candidato derrotado en 2010; a Lorenzo Rivera, el ex delegado de Desarrollo Social; y a José Luis Márquez, el dirigente del Sector Popular en el estado.
Pareciera que revivieron.
Guillermo Pacheco les da vida.
Pero no hay que olvidar que si llega ahora el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia a Casa Puebla es en buena medida por su relación con Barbosa Huerta, quien se fortalece de cara a la extraordinaria de junio.
Y por la decisión única y personalísima de López Obrador.
Este jueves, cuando llegue a Huauchinango como escala de su gira, el Presidente de la República estará acompañado por el gobernador Pacheco Pulido.
El interino es el mensaje.