En estos días, en Puebla todos quieren ser gobernador o gobernadora interinos. Pero lo peor es que muchos personajes sin méritos ni oportunidad en realidad creen que pueden serlo. Se fabrican los apoyos más fantasiosos, de asociaciones casi inexistentes o creadas ex profeso, pero la realidad es una: en el Congreso del estado no hay todavía una definición, la mano del gobierno lopezobradorista todavía no se deja ver y, casi con seguridad, el nombramiento del mandatario o mandataria interinos, tras la tragedia del 24 de diciembre, llegará a su límite legal, cuyo plazo vence el próximo 25 de enero.
Pocas cosas parecen seguras, de acuerdo con las también escasas fuentes serias en este tema.
Los legisladores lopezobradoristas locales, quienes reúnen la mayoría simple para tomar una decisión sin la necesidad de acuerdos con las otras fuerzas políticas, han decidido que no será un panista quien tome las riendas de la entidad.
La razón: ven en ello la posibilidad de que “desde el gobierno interino se opere una elección a favor del Partido Acción Nacional (PAN)”.
Será alguien afín a sus intereses y, si es posible, con matiz neutral.
Aunque si no se logra esa imagen apartidista o de imparcialidad en la o el elegido, tampoco les preocupa.
La definición urge, pero las bancadas de MORENA, PT y PES también prevén la posibilidad de llegar hasta el cardiaco límite en los tiempos: 25 de enero.
El Poder Legislativo local recibió formalmente la notificación del gobierno del estado sobre la ausencia absoluta de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso Hidalgo, por su muerte.
A partir de entonces, se cuentan 30 días para la designación de un gobernador interino.
De ahí la fecha del 25 de enero.
La unanimidad en este proceso constitucional es deseable, pero no indispensable, desde la visión de los lopezobradoristas.
En tanto, hay también elementos a considerar en la hoy muy frágil relación de remanso entre los grupos legislativos del PAN y sus aliados, con MORENA, PT y PES, que pende de alfileres.
Si las bancadas que comandan el petista José Juan Espinosa Torres y el morenista Gabriel Biestro Medinilla se empeñan en nombrar a algunos de los 22 legisladores de su mayoría en la actual LX Legislatura, significaría una agresiva declaración de guerra contra el otro bloque.
Con ello además, ellos mismos se rebelarían contra la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien ofreció que no sería ningún diputado local en activo el interino.
A pesar de las versiones periodísticas que circulan con el supuesto interno ya definido, en realidad todavía no hay ningún acuerdo ni decisión.
En medio de la lluvia de aspirantes, el único que en realidad tiene cierta seriedad en su mención es el ex priísta y hoy diputado federal del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), Héctor Jiménez y Meneses.
Los demás, simplemente no son considerados en firme.
A pesar de la intensa promoción personal de Gabriel Biestro y el multipartidista Héctor Alonso Granados, no hay un solo elemento para considerarlos por ahora como posibilidad.
En los últimos días, en casos que van de la tristeza a la hilaridad, se han venido proponiendo por sospechosas, desconocidas o ridículas “organizaciones de la sociedad civil”, a varios aspirantes.
Mientras supuestos defensores de los derechos humanos han planteado al presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Héctor Sánchez Sánchez, otros recaban firmas a favor del ex panista Ricardo Villa Escalera.
Unos más, como la plataforma de Sumamos, tienen en el ex rector de la UDLAP, Enrique Cárdenas Sánchez, y el también ex panista Gabriel Hinojosa Rivero, a sus candidatos al interinato.
Entre los espontáneos y desde las filas de la hilaridad, personajes como Norberto Amaya Aquino han levantado la mano y se vende como “luchador popular y de izquierda”.
¡Lo que hay que ver!
¿Qué tuvo que suceder para que personajes como Norberto El Zurdito Amaya, Ricardo Villa Escalera, Genoveva Huerta, Héctor Alonso, Rosa Márquez, Alberto Jiménez Merino, Gabriel Hinojosa y un largo etcétera extraído de las cloacas de la política aldeana, sean mencionados para la gubernatura interina?
¿Cuándo se jodió Puebla?
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¿Y SI ES SUSTITUTO EN LUGAR DE INTERINO?
Como todo mundo sabe, desde hace varios meses en el estado se ha vivido un clima de incertidumbre política y desconcierto social.
Hoy los poblanos exigen que los Congresos federal y del estado, así como el presidente Andrés Manuel López Obrador, intervengan para lograr que las poblanas y los poblanos vivan en una entidad donde la polarización y el encono adquirieron carta de naturalización.
Por eso, en opinión de varios importantes observadores de la política nacional, lo mejor es nombrar un gobernador sustituto, en lugar de interino, lo que está previsto en la Constitución y verificado y analizado con especialistas constitucionalistas de la UNAM.
Se requiere una persona que logre el consenso de todas y todos los poblanos, grupos políticos y asociaciones civiles. Intentar que llegue una persona a organizar elecciones de inmediato para elegir un nuevo gobernador solo agravará la crisis política y social; la prioridad no es la próxima elección: es tranquilizar el ambiente político y apagar las pasiones y ambiciones desbordadas a partir de la tragedia del pasado 24 de diciembre.
Intentar que llegue una persona a organizar elecciones de inmediato para elegir un nuevo gobernador solo agravará la crisis política y social; la prioridad no es la próxima elección: es tranquilizar el ambiente político y apagar las pasiones y ambiciones desbordadas a partir de la tragedia del pasado 24 de diciembre.
El Congreso del estado debe valorar que el gobernador interino o sustituto sea una persona con una trayectoria intachable, que provoque consensos y que ayude lograr el clima de paz y estabilidad social que necesitamos con urgencia.