Con un gasto de 168.6 mil millones de pesos solamente para este 2019, el gobierno lopezobradorista entregará beneficios directos y en efectivo cada mes a más de 9 millones de mexicanos y mexicanas. Ese tan criticado asistencialismo que es el eje de la política de desarrollo social del Presidente de la República, que es paliativo, pero no soluciona la pobreza, lleva implícita una estrategia política: el mantenimiento de una clientela electoral -leal y agradecida- de al menos 30 millones de sufragios, los mismos que llevaron al triunfo al tabasqueño el pasado 1 de julio.
No hay ninguna ciencia en suponer que la enorme mayoría de los beneficiarios con las pensiones y becas que entregará Andrés Manuel López Obrador el próximo año, y que han generado disputas por su Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), son votos potenciales, casi seguros.
Además es previsible que en las familias a las que lleguen esos apoyos para alguno o varios de sus integrantes, también haya una opinión muy positiva hacia el gobierno federal, que se termine reflejando en las urnas.
En Puebla, el padrón de quienes recibirán esos programas lo conoceremos en breve.
El asistencialismo es la manera más eficaz de mantener clientelas electorales, en el corto y mediano plazos.
Lo han hecho todos, con dinero, despensas y programas, lo mismo los partidos Revolucionario Institucional (PRI) que Acción Nacional (PAN), pero nunca en esta magnitud y directamente desde las arcas nacionales.
Para este 2019, López Obrador ha integrado entre sus 25 programas prioritarios, esos apoyos directos y en efectivo.
Las pensiones para adultos mayores se duplicarán, a partir de enero, a mil 245 pesos mensuales, con un padrón de 5.4 millones de personas.
Habrá ahora becas para personas con discapacidad permanente, con un total de un millón de beneficiados y un monto -inversión, le llama el Presidente- de mil 245 pesos al mes por cada uno.
También se desarrollará el Programa “Jóvenes construyendo el futuro”, con seis distintos rubros, que van desde la entrega de dinero a quienes estudien, hasta incentivos a empresas que contraten a trabajadores sin experiencia.
En 2019 se prevé que habrá al menos 2 millones 300 mil beneficiarios.
También están en el PEF para el próximo año consideradas las becas para estudiantes del nivel medio superior y superior, con un apoyo de 2 mil 400 pesos al mes, para alrededor de 300 mil estudiantes pobres.
En total, están considerados en el PEF de AMLO para becas y pensiones, de arranque, 168.6 mil millones de pesos.
Una de las más recurrentes críticas a este esquema, de todos los partidos de oposición y de muchos sectores, es el descuido de rubros como la educación, el campo, la infraestructura y la creación de empleo, por financiar estos programas.
Su recurrente frase de “primero los pobres” se cumple, pero con dádivas, no con inversión productiva que genere crecimiento económico.
Cabe aquí la metáfora de que se les da pescado, pero no se les enseña a pescar a los más de 53.4 millones de pobres de México, con que cerró el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Pero hay estrategia, no se trata solamente de ocurrencias.
Se procura de este modo el posible voto de la pobreza, para asegurarse el actual presidente sufragios a su causa en las próximas elecciones, principalmente en 2021, el proceso intermedio en que se renovará la Cámara de Diputados.
En ese año, dentro de casi tres, también habrá elecciones intermedias en otro tanto de entidades y la renovación de 13 gubernaturas.
Para elegir gobernador irán a las urnas en los estados de Colima, Guerrero, Michoacán,Querétaro, Sinaloa, San Luis Potosí, Nayarit, Campeche, Sonora, Zacatecas, Baja California Sur, Chihuahua y Tlaxcala.
La maquinaria clientelar para entonces, pues muchos de esos programas tendrán crecimiento progresivo en los años 2020 y 2021, estará muy bien aceitada.
Un tema que llama la atención y que fortalece la hipótesis asistencialista-electoral es que, a pesar de ser ahora el partido hegemónico en nuestro país y que recibirá en 2019 una bolsa de recursos por mil 628 millones de pesos, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) no haya comenzado todavía, porque aparentemente no es su prioridad, un plan de fortalecimiento de su militancia.
Posiblemente anuncie en breve un programa de afiliación masivo.
Sin embargo, en el contexto del próximo año, los líderes morenistas saben bien que en cada uno de los 9 millones de beneficiarios directos de los programas del gobierno de AMLO hay potencialmente votos, más los de sus familias.
Que nadie se asuste.
Así han operado todos en el pasado.
Lo que realmente sorprende es el monto descomunal.
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Esta columna volverá a publicarse el 7 de enero.
Mis mejores deseos para todos los lectores.