1. La seguridad personal de Andrés Manuel López Obrador (y de su familia) no es un tema baladí. Es un asunto de Estado, de seguridad nacional, que no debe aceptar ocurrencias ni improvisaciones, sobre todo en un país bañado en sangre y secuestrado literalmente por la violencia y la impunidad. Ufanarse de que la seguridad de AMLO estará a cargo de 20 hombres o mujeres quién sabe con qué experiencia y capacidad, y menospreciar el rigor y la disciplina del Estado Mayor Presidencial (EMP), no sólo es un total desatino, sino una monumental irresponsabilidad. Nadie quiere imaginar siquiera el México que amanecerá el día que algún loco desquiciado, un magnicida, decidiera intercambiar su vida por la del Presidente.
2. México no sólo debe tener un Nuevo Aeropuerto Internacional a la altura de la globalización: México lo necesita, urgentemente. Y la mejor opción es Texcoco, según coinciden todos los expertos serios, tanto nacionales como extranjeros. Si el país quiere aspirar a ser algún día de primer mundo, la nueva terminal debe seguir construyéndose y debe terminarse. Si es concesionada a la iniciativa privada, mucho mejor. Pero suspenderla es suspender el crecimiento de la nación; no hay que darle dos vueltas ni buscarle tres pies al gato. AMLO usó el tema del NAIM como bandera de campaña y para hacer más grande la irritación social y la brecha entre ricos y pobres en una nación en la que siete de cada 10 mexicanos no se han subido nunca a un avión. El presidente electo sabe que la mejor alternativa es Texcoco y tiene la decisión tomada, pero no puede quedar mal con su clientela electoral, ni con su popularidad. En pocas semanas, de hecho, pasó de la “cancelación definitiva” a convocar a una consulta que, incluso antes de realizarse, deja muchas dudas, que más bien parece una simulación y que se usará como pretexto para inaugurar una “democracia participativa” que será la tónica de un sexenio en el que por querer quedar bien con algunos, se terminará quedando mal con todos.
3. La maestra Elba Esther Gordillo fue funcional al régimen del PRI, también al régimen del PAN y ahora, por lo que se ve, lo será al régimen de Morena. Los acuerdos políticos y el podrido sistema de justicia de esta nación, no pudieron probar lo que todo mundo sabe: que la profesora es una corrupta y algo más: el emblema de la corrupción a la mexicana, junto con Carlos Romero Deschamps (SNTPRM), Víctor Flores (STFRM) y el virtual senador Napoleón Gómez Urrutia (SNTM). ¿Qué papel va a jugar la ex lideresa del SNTE con López Obrador? No es difícil imaginarlo, pero si recupera el control del sindicato magisterial (ya sea en persona o por la vía de un personaje cercano a ella) y si regresa regir los destinos de la educación como antaño, AMLO estará traicionando a sus electores y preservando uno de los peores lastres del sistema político mexicano: el sindicalismo “charro”, corrupto y corporativista, lo que a la postre terminará por procurar el fracaso de la pretendida “Cuarta Transformación” del país -con todo y ese otro gran despropósito denominado “Constitución Moral”. ¿Quién diablos le dijo a López Obrador que el Estado debe meterse a regular o incidir en asuntos de estricta índole personal?-.
4. Cancelar o derogar la Reforma Educativa es una de las más grandes tonterías. Bien o mal, dicha reforma creó un servicio profesional docente para evitar que las plazas de los maestros sean compradas o heredadas clientelarmente como sucedía en el pasado reciente. También fijó los concursos de oposición y estableció evaluaciones periódicas para los docentes, lo cual representó un pequeño paso para los maestros, pero un gran salto para la educación nacional. ¿La Reforma Educativa tiene defectos? Sin duda. Pero entonces que se mejore, que se perfeccione, no que se asesine por razones o caprichos políticos, o peor: por pago de facturas con los grupos (el SNTE y la CNTE) que apoyaron la campaña de Morena. Hacerlo será un grave retroceso para la educación de millones de niños que hoy reprueban en matemáticas y español, materias básicas para la vida, y que no estarán preparados para sobrevivir en un mundo globalizado, cada vez más competido y competitivo.
5. Mantener la absurda idea de reducir salarios a cientos de funcionarios públicos de confianza que viven exclusivamente de ese ingreso, significará en los hechos perder a cientos de servidores de carrera, con amplia experiencia y especialización, total y absolutamente irremplazables porque son los únicos que entienden el verdadero funcionamiento del complejo aparato de gobierno en este país. Sin duda hay excesos, abusos y frivolidades (seguros de gastos médicos, asesores, automóviles de lujo, gastos por alimentación y viajes, etcétera) que deben cancelarse, pero que no se atente contra los sueldos de esos funcionarios porque entonces se estará atentando contra el buen funcionamiento del aparato gubernamental y, por tanto, de la salud de la nación. Austeridad no es lo mismo que eficiencia gubernamental. ¿Es tan difícil de entender?
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Actualmente al frente de la organización Por México Hoy, Cuauhtémoc Cárdenas, el único candidato de izquierda por el que he votado en mi vida, ya alertó sobre los riesgos de centralizar decisiones en la próxima administración de López Obrador.
“Pueden llevar a excesos centralistas, propios de un gobierno que controla los poderes Ejecutivo y Legislativo, como la creación de delegaciones federales únicas, a manera de prefecturas que pueden marginar a las autoridades locales y constituirse en el verdadero poder local”, indicó en un comunicado difundido el pasado miércoles.
En dicho análisis, titulado “El Nuevo Gobierno y lo que Sigue”, Cárdenas apunta que la nueva administración inicia con señales contradictorias, dando seguridad a los grupos financieros y empresariales y sin anuncios que remitan a un posible cambio de fondo, estructural.
“El poder económico y el poder mediático tienen presencia activa en la promoción de sus intereses”, afirma.