A contracorriente de sus detractores y apartándose de la sombra, que opaca y pesa, pero también cobija y refresca, de su madre, la priísta Karina Romero Alcalá busca con una campaña de puerta por puerta y calle a calle llegar a la diputación federal por el Distrito 12, para lo que incluso ha tenido que quitarse el apellido materno de la propaganda, para delimitar que en esta carrera ella es la que compite, sin la necesidad de muletas para caminar. Sin que haya rompimiento, la regidora con licencia mantiene una sana distancia de Blanca Alcalá Ruiz, por convicción, pero también por estrategia.
La embajadora de México en Colombia no está ni estará en su campaña.
Primero, porque Karina Romero busca trayectoria propia, genuina, sin depender de las herencias de capital político y también evitando las comparaciones que terminan en descalificación.
Será difícil ver a la también senadora con licencia haciendo campaña con su hija, a pesar de que sería lo natural.
Sin embargo, hay razones tácticas que ahogan la suposición de que tienen desacuerdos y hasta un pleito.
De acuerdo con algunas mediciones internas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Blanca Alcalá, candidata perdedora a la gubernatura en 2016, tiene 70 por ciento de opinión negativa en Puebla capital.
La suma de su madre en recorridos o actos proselitistas, quitaría a Karina más de lo que le podría aportar.
Quienes sí acompañan a la regidora en el día a día por las colonias del Distrito 12, quien se promociona con el hastag #HacerloBien, son su esposo Édgar Chumacero y su hija de menos de siete meses, Constanza.
Tampoco con el yerno, nos aseguran los cercanos a la familia, hay rompimiento por parte de la embajadora.
Con esa intención y estrategia, así como su juventud y simpatía como divisas, Karina está en competencia y es quizá la única de los candidatos del tricolor de la capital con posibilidades tangibles de triunfo.
Sin embargo, el distrito es complicado y la marca PRI es un lastre.
El Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) tiene una inercia hacia arriba, pese a que su candidato en esa demarcación, Fernando Manzanilla Prieto, con su natural antipatía, apenas está haciendo campaña a ras de suelo.
También la abanderada de Por Puebla al Frente (PAN-PRD-MC), la ex opositora al régimen Roxana Luna Porquillo, tiene fuerza y está conociendo lo que es hacer una campaña, por primera vez, con el viento a favor.
De ahí que la estrategia de deslinde de la mamá, sin necesidad de caer en altercados, sea indispensable para la competitividad de Romero Alcalá.
Tal vez Blanca venga a Puebla en los próximos dos meses de campaña, pero en todo caso, será para acompañar a Enrique Doger Guerrero en alguna gira y en el interior del estado, donde su calificación no es tan mala como en la capital.
Ni hija que reniegue de su mamá, ni madre que sancione con la orfandad política.
Es la dinámica electoral y estrategia específica.
Que no le digan, que no le cuenten.