Con su acostumbrada ceguera histórica, los integrantes de El Yunque que rodean al candidato de “Por Puebla al Frente” (PAN-PRD-MC) a la alcaldía de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, y él mismo, ven con recelo, como enemigo y consideran ariete de un “complot” morenogalista en su contra, al dirigente con licencia del Sindicato “Benito Juárez” del Ayuntamiento capitalino, Gonzalo Juárez Méndez, quien es el abanderado a la misma posición por el Partido Compromiso por Puebla (CCP).
Nada más errado, pues el sindicalista podría convertirse en el mayor aliado de Lalo y los Lalistas, quienes ya se sienten ganadores, pasando por alto que la contienda contra el Movimiento Regeneración Nacional no será un día de campo y que en algunas mediciones la abanderada lopezobradorista va arriba.
Por sus antecedentes personales, su arraigo entre los trabajadores, quienes por cierto representan un importante potencial de votos, Juárez podría ser el antídoto contra MORENA que tanta falta le está haciendo y no termina por desentrañar el panista, corto de miras, cegado por el rencor.
Si se ve con calma y se hacen números, el líder sindical está en el escenario de ser, potencialmente, el principal aliado de Rivera quien, por cierto, ya empieza a comerse el pastel sin haber iniciado la fiesta.
Los Lalistas, en la euforia, empiezan a cometer no pocos errores: el principal, dar por hecho que ya ganó y adelantar vísperas con la reelección “y de ahí a Casa Puebla”. En estos tiempos esas arengas resultan alucinaciones.
En el Sindicato “Benito Juárez” están representadas alrededor de 2 mil 700 familias capitalinas que podrían generar, de manera expansiva, muchos, muchos votos, para la candidatura de Juárez Méndez, pero que no necesariamente serían en detrimento del panista Rivera, pero sí afectarían directamente a la morenista Claudia Rivera Vivanco.
MORENA tiene su principal nicho de seguidores en esa clase trabajadora, resentida por los bajos salarios y la crisis, que emite un voto antisistema.
Eduardo Rivera, para el caso de Puebla capital, le guste o no, representa ese voto del sistema, de los partidos en el poder, por lo que es previsible que esos sufragios no irían, en ningún escenario, a su favor, sino que buscarían otra opción; en las condiciones actuales y con la ola lopezobradorista, seguramente se inclinarían por MORENA.
Es de lógica simple.
Sin embargo, con la candidatura de Gonzalo Juárez, quien ha tenido éxito en las gestiones a favor de los trabajadores, en negociaciones salariales y de prestaciones, ahora los sindicalizados y sus familias tienen una opción más cercana, doméstica y de lealtad, en la candidatura que él encabeza en Compromiso por Puebla.
La postulación del dirigente sindical, de cuna muy humilde y que comenzó lavando carros hasta llegar a concretar dos licenciaturas, le pega a Rivera Vivanco, no a Rivera Pérez.
En esta cruzada, a Gonzalo Juárez lo beneficia su bien conocida trayectoria forjada en la cultura del esfuerzo, desde muy abajo, hasta llegar, de la mano de Rafael Ruiz, secretario de Administración del Gobierno Municipal de Tony Gali, al liderazgo sindical tras la caída de Israel Pacheco, sedicente dirigente encarcelado hasta hoy por sus conocidas corruptelas.
De 2 mil 700 trabajadores, solo 13 votaron en contra para elegirlo en noviembre de 2015.
El panista no está como para despreciar aliados, pues a la fecha, a más de un mes de comenzar las campañas constitucionales, una desconocida como Claudia Rivera va dos puntos arriba de él, según una reciente encuesta.
Esto confirma lo obvio: la ola AMLO va a jalar a todos los candidatos de MORENA sin importar la popularidad o la trayectoria de éstos; sin reparar en su experiencia electoral o estructura para cuidar casillas, o si harán una campaña buena, mala o regular.
Es una ola que amaga con convertirse en tsunami.
Es previsible que Gonzalo Juárez se enfoque en atraer el voto de la clase trabajadora, en donde está la cantera de votos de la que se alimentará la morenista Claudia Rivera.
Juárez será el antídoto contra MORENA en Puebla, para beneficio de Eduardo Rivera.
El escenario sería distinto si hubieran mandado a un panista puro como candidato de CCP, como Pablo Rodríguez, sólo por aventurar la hipótesis. Ahí sí el complot se confirmaría plenamente.
No es el caso.
Eduardo Rivera debe reconocer a los aliados, aunque parezcan antagonistas, y a los enemigos, aunque parezcan amigos.
“Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”, dice Sun Tzu en El Arte de la Guerra.