Hace apenas dos años, la mayoría de las tribus perredistas gritaba a los cuatro vientos y vociferaba en voz alta su rechazo a cualquier alianza electoral con el PAN y mucho más con el morenovallismo. Hoy todas estas corrientes se han sumado a la alianza con el Partido Acción Nacional, para apoyar tanto a Ricardo Anaya como a Martha Erika Alonso en Puebla.
Aquellas posturas irreductibles y sus banderas de principios que pregonaron, fueron echadas al cesto de la basura, porque las cambiaron por unas buenas negociaciones y suculentos pactos partidarios con los que ayer eran sus grandes adversarios.
Ahora nadie se acuerda en el sol azteca de aquellas confrontaciones violentas, en donde hubo sillazos y golpes entre todos ellos, cuando acudían a su Consejo Estatal en la Ex Hacienda de Chautla, en enero del 2016.
De esas trifulcas amarillas, disfrazadas de supuestas posturas políticas, sólo quedo un membrete partidario sin identidad propia, el cual todos usan para sus propios intereses y de grupo.
Sus gritos, las escobas radicales y el falso purismo de izquierda en los comicios del 2016, pasaron al triste olvido, lo único que dejaron fueron sus poquísimos votos que alcanzaron (76,173). Además se convirtieron en la quinta fuerza electoral en el estado y fueron rebasados por MORENA, que logró 188 mil votos en su primera aparición ante los electores poblanos.
Ahora esos grupos perredistas transitaron a un nuevo reacomodo interno para seguir viviendo de ese partido y negociar candidaturas o espacios. Lo único que les importa es seguir dentro de esa burocracia partidaria, que tanto les deja en estos tiempos de elecciones.
El 2017 los alcanzó, perdieron el control patrimonial del PRD y tuvieron que aceptar el nombramiento de Carlos Martínez Amador, que en el mes de noviembre los desplazó de la dirigencia con el aval de 120 consejeros estatales, con el apoyo de los integrantes de las corrientes Nueva Izquierda (NI), Foro Nuevo Sol (FNS) y Galileos.
Sólo Alternativa Democrática Nacional (ADN-Roxana Luna), (FIP-Erik Cotoñeto) y Vanguardia Progresista se rehusaron a convalidar la designación.
A nivel nacional se empezó a conformar la coalición entre el PAN, PRD y MC, lo que construyó el llamado “Por México al Frente”; esta situación electoral nuevamente puso de cabeza a los perredistas poblanos que, ni tarde ni perezosos, se olvidaron de todo y como buenos oportunistas, cada camarilla buscó negociar y quedar bien con los nuevos dueños del PRD, que no son otros que los miembros de Nueva Izquierda, que comanda el diputado federal Luis Maldonado Venegas y por supuesto el ex gobernador Rafael Moreno Valle.
El 7 de enero renunció Carlos Martínez Amador, quien regresó al Congreso local y en su lugar quedó Jorge Benito Cruz Benítez, avalado por los consejeros estatales y la propia delegada nacional.
Sin embargo para esta sesión de su Consejo Estatal, que se llevó a cabo en el Hotel Barceló de esta ciudad, lo impensable sucedió, las furibundas tribus opositoras buscaron a los llamados “Chuchos” de Nueva Izquierda para negociar.
De los 157 consejeros estatales que asistieron, Roxana Luna, de Alternativa Democrática Nacional, llevó 20 consejeros; los del Frente de Izquierda (FIP) reunieron unos 30 consejeros junto con varios presidentes municipales; Vanguardia Progresista sólo tuvo unos seis y otros grupos llevaron uno o dos consejeros. Es decir, el resto fueron y son de las corrientes Nueva Izquierda, Foro Nuevo Sol y Galileos, quienes hoy controlan la dirigencia estatal de ese partido.
Vistas así las cosas, Roxana Luna, con el apoyo incondicional de su dirigente nacional, Héctor Bautista, fue quien ganó más espacios, puesto que su hermano Vladimir Luna Porquillo es el actual secretario general, quien también funge como representante ante el INE, y lograron tres secretarías más en el comité ejecutivo estatal.
Por supuesto que la ex candidata en el 2016 al gobierno local aparecerá como aspirante a una candidatura por parte del PRD en estos comicios de 2018.
Y si alguien piensa que el senador Luis Miguel Barbosa Huerta nada tiene que ver con los perredistas poblanos, se equivoca, tiene metidas las manos y sus seguidores gozan de cabal salud, puesto que desde dentro buscará tener votos para MORENA. Por eso su fiel sirviente, Erik Cotoñeto, desde un café cercano al hotel en donde sesionó dicho Consejo Estatal, fue quien negociaba con el diputado Julián Rendón y el propio Jorge Cruz, su rendición a costa de tres secretarias en la dirigencia estatal, más puestos en la comisión de candidaturas y la mesa directiva del Consejo.
La ex tesorera Ruth Castro y financiera de Erik Cotoñeto, también negoció su secretaria; Felipe Ortega, de Vanguardia Progresista, logró por mediación nacional su espacio propio; Dora Luz Sánchez, ex bejaranista, también fue premiada y lo mismo sucedió con Elva Cerezo.
Todos se traicionaron, todos negociaron, todos lograron sus propios espacios y nadie quiso quedar fuera del juego electoral para el 2018.
Los nuevos propietarios del PRD (morenovallistas) ahora no tendrán ningún problema interno o partidario como en el 2016. De hecho, en su Consejo Estatal de este sábado, en el Hotel Best Western, aprobaron por mayoría ir en coalición con Acción Nacional y MC, en lo que ya se denomina la coalición “Por Puebla al Frente”. Designarán a Martha Erika Alonso como su candidata al gobierno de Puebla, impondrán a sólo a tres candidatos a una diputación federal, negociarán una fórmula al senado de la República y sólo dejaran para ellos las diputaciones locales y algunos municipios.
Así seguirá esta novela tragicómica de los perredistas en Puebla.