Y Andrés Manuel López Obrador lo volvió a hacer. El precandidato presidencial del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) decepcionó a propios y a extraños al anunciar este jueves el gabinete que lo acompañará en “el próximo gobierno democrático”, de ganar la Presidencia, en el que colocó como cabeza y titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) a la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Olga María del Carmen Sánchez Cordero de García Villegas, nada menos quien, con su voto decisivo, permitió la exoneración en 2007 del impresentable góber precioso, Mario Marín Torres, por la violación de las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho Ribeiro.
La aprehensión ilegal de la autora de Los Demonios del Edén, libro que expone las redes de pederastia en Cancún, Quintana Roo, en las que se involucró al empresario textilero Kamel Nacif -amigo de Marín-, y luego el desenlace del caso en la Corte, persigue y es una mancha indeleble en la trayectoria de Sánchez Cordero.
La histórica decisión que a finales de noviembre de 2007 tomó el pleno de la SCJN tuvo como cardíaca definición el voto de esa ministra.
Sin ella, no se podría entender el festejo con la ya clásica frase “¡ya chingamos!”, que el abogado Alonso Aguilar Zínzer soltó al conocer la resolución, a favor de su precioso cliente
La historia es así: a pesar de que durante las semanas de análisis del caso, Sánchez Cordero apuntaló y se manifestó a favor del dictamen que establecía que sí hubo violaciones graves a las garantías individuales de Cacho, el día de la votación final sorprendió al sufragar en contra de éste.
Su determinación dejó la votación en 4 a favor y seis en contra, lo que terminó por exonerar a Marín Torres y lo libró de lo que, en una consecuencia ulterior, hubiera sido su destitución como gobernador de Puebla, cargo que asumió en febrero de 2005.
Sí, es ella, la misma que introdujo en la discusión de la Corte la acusación de que la periodista había sufrido “tortura psicológica”, durante su traslado de más de 20 horas, por tierra, desde Quintana Roo a Puebla, para ser encarcelada en San Miguel, por petición de Nacif a su góber precioso, su “héroe de la película, papá”.
Es la misma jurista que también años después tuvo a su cargo el caso de la francesa Florence Cassez, acusada de secuestro, y quien votó a favor de la liberación.
Hoy, por la mesiánica, contradictoria y desconcertante decisión del precandidato de MORENA, ella se perfila, si llega el tabasqueño a la Presidencia de la República, como la segunda más poderosa del gobierno que podría encabezar Andrés Manuel.
Sí, López Obrador, quien calificó a Mario Marín como “ladrón y mediocre” y lo culpó del fraude de 2006, en connivencia con Felipe Calderón, hoy suma a su gabinete a quien la historia ha encasillado como la “salvadora” del precioso.
“Hablando de que tenemos autoridad moral aquí en Puebla, yo quiero recordar cómo antes de las elecciones vino Calderón, el pelele, el espurio, el ladrón. Vino aquí 20 días antes de las elecciones a hacer un espectáculo, a decir que era inmoral el gobernador de Puebla. Tengo pruebas de que unos días después se reunieron los panistas con el gobernador Marín, y llegaron a un acuerdo una semana antes de las elecciones con este gobernador mediocre y ladrón que padecen aquí en Puebla…”, dijo el hoy por tercera vez aspirante a la Presidencia, el 26 de agosto de 2007, en un mitin.
Casi 30 días después en aquel año, quien hoy es su propuesta para jefa de gabinete permitió que Marín librara la destitución y hasta la cárcel.
Por supuesto, en la semblanza de Sánchez Cordero que desde el sitio oficial del tabasqueño se subió, nada se menciona del caso Cacho.
Destaca que ella es oriunda de la Ciudad de México, que estudió derecho en la UNAM e hizo estudios de posgrado en Política Social y Administración en Gran Bretaña.
Que “fue la primera mujer Notaria por oposición en el entonces Distrito Federal… Se desempeñó como magistrada del Tribunal Superior de Justicia… Como Ministra de la SCJN de febrero de 1995 a noviembre de 2015.
“En septiembre de 2016 fue nombrada diputada constituyente de la Ciudad de México. Siete veces ha sido distinguida con el Doctorado Honoris Causa por diversas universidades del país. Ingresó al Salón Internacional de la Fama del Foro Internacional de Mujeres en octubre de 2014; primera mujer en recibir la “Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri y Legisladores de 1913” que otorga la Cámara de Diputados”.
Podría resultar deslumbrante el currículum de la mujer que incluso fue considerada por la revista Forbes como “la mujer más poderosa de México” en el año 2013, pero no puede pasarse por alto su indeleble y sucia mancha marinista.
Sin capacidad de autocrítica y con una veneración hasta la ignominia a su jefe, el senador y virtual candidato a la gubernatura de Puebla, Miguel Barbosa, se apresuró a emitir un zalamero rosario de adjetivos para su gabinete.
Según el de Zinacatepec, es “extraordinario” y está integrado por puras personas “de buena fe, que tienen conocimiento técnicos muy profesionales…”
Salvo sus aplaudidores, cuántos de sus seguidores, principalmente en Puebla, están reflexionando ahora sobre las decisiones de López Obrador.
Si en 2010 el repudio al marinismo fue asidera bien aprovechada por el morenovallismo para llegar a Casa Puebla, ¿cómo caerá en esas personas la inclusión de Sánchez Cordero como jefa del gabinete lopezobradorista?
Cuántos votos habrá perdido, en Puebla y en el país, el tricandidato presidencial?
Hay manchas que no se limpian ni con una mesiánica unción.