El Diario NY informa que las familiares de Yuridia Merino (32), la mexicana que se encontraba desaparecida desde el 12 de enero y cuyo cuerpo fue encontrado el martes flotando en el río Hudson, ahora hacen los preparativos para darle sepultura, confirmó la hermana, Yeny Ariza Merino.
“Nunca imaginamos que llegaría este momento. Mi madre y todos nosotros siempre tuvimos la esperanza de encontrar a Yuridia con vida”, dijo este domingo Yeny a El Diario.
“Es difícil para mí creer que esto ocurrió incluso después de que la Policía nos confirmó. Mi mamá cree que es un error, con la esperanza de que encuentren a mi hermana viva”.
El cadáver fue localizado a la altura de la avenida 12, cerca muelle 90 del área de Hell’s Kitchen. Los investigadores visitaron a la familia el miércoles y notificaron el hallazgo del cuerpo de una mujer, tomaron muestras de ADN a la madre y el viernes certificaron que efectivamente se trataba de Yuridia Merino, una madre de origen mexicano que residía en El Barrio, el vecindario hispano de Harlem.
“Mi madre insiste en querer ver los restos, pero los detectives le aconsejaron que no, que sería muy fuerte, pero ella dice que su corazón se lo pide, que sólo viéndola quedará en paz”, contó Yeny y agregó que esperan que este lunes la Policía les entregue el cuerpo.
La familia es originaria de la municipalidad de Izúcar de Matamoros, en el estado de Puebla. De acuerdo a Yeny, sus padres cruzaron la frontera con ellas, cuando ella tenía alrededor de 3 años y su hermana Yuridia 5.
La mujer fue vista por última vez el pasado 12 de enero, cuando salió a predicar con su biblia como hacía de costumbre en la calle 96 con la Tercera avenida.
Las autoridades habían llamado a la población a buscar a Merino, que tenía un historial de depresión crónica, de acuerdo a sus familiares.
“Ella estaba muy dedicada a la adoración. Eso es en lo que ella creía y de esa forma es que queremos que la gente la recuerde”, dijo finalmente Yeny sobre su hermana mayor.
Merino dejó dos hijos, una niña, Zuleima de 3 años y César de 8 años, los que han estado bajo el cuidado de Rutila Merino, la abuela, quien espera seguir el proceso legal correspondiente para obtener custodia de los menores.