El prestigiado historiador John Womack, autor del célebre libro “Zapata y la Revolución Mexicana”, subestima el triunfo de Andrés Manuel López Obrador el pasado 1 de julio por no representar a la “izquierda histórica”.
Con López Obrador, argumenta el también profesor emérito de la Universidad de Harvard, ganó una izquierda que surgió del PRI, “una mezcla de elementos idealistas y seguidores devotos” del carismático líder. Womack afirma que la única izquierda digna de llamarse así es la izquierda marxista y los únicos que merecen la etiqueta son los comunistas mexicanos que denunciaron la victoria de López Obrador por garantizar que la “dictadura de clase de la burguesía continuará”.
Aquí la entrevista publicada por Sinembargo.mx:
–¿Qué significado histórico tiene la victoria de López Obrador?
–El gran significado histórico de la elección es la ruina de los otros dos partidos. Es decir, que el PRI y el PAN hayan sido destrozados y que las dos maquinarias que dominaron la política en los últimos 20 años ahora están en ruinas. Eso tiene un gran significado histórico. No es tanto que haya ganado López Obrador sino que ninguno de los dos partidos—PRI y PAN—pudo enfrentarlo. Ningún adulto sensato, que no fuera pagado u obligado, iba a votar por el PAN o el PRI. Votaron por el menos malo. Eso representa gran parte del voto que obtuvo. Aquí la gente votó por Hillary Clinton porque era mejor que Trump. Entonces la decisión de votar por el menos malo se vuelve la esperanza de que el menos malo cumpla lo prometido. La gente está esperanzada, no es gente de izquierda, sino gente que tiene la esperanza de que ocurran algunas reformas sólidas y decentes. Es positivo. La pregunta es qué tanto puede hacer y qué tan pronto. Creo que habrá decepción.
–¿Es el fin del PRI?
–Supongo que algunos priistas sobrevivirán y alguien intentará revivirlo. Pero no sé, no tengo ese tipo de visión para adivinar que puede pasar en los próximos años.
–La derrota que sufrió el PRI no tiene precedente.
–Lo sé, pero nunca se sabe. La gente se harta de los ganadores y de repente, todo mundo, milagrosamente puede voltear al PRI. Puede decir: mejor el PRI que la decepción de lo que tenemos. Pero no voy a vaticinar qué puede pasar en uno u otro bando en el largo plazo. Con todo, me parece poco probable que el PRI pueda reconstruirse como para hacer una campaña presidencial competitiva.
–¿Atribuye el triunfo de López Obrador al hartazgo de la gente?
–La gente ha estado harta desde el día en que pudo razonar. No conozco a nadie que haya estado contento con el status quo en México, con la excepción quizá de Wall Street en los últimos 35 a 40 años. Fuera de esa gente los otros son los pollos de ayer y los peces de hoy. Votaron por el PRD, o por el PRI, PAN y no funcionó. Y quieren una vida decente como cualquier pequeño burgués en el mundo.
–¿Qué es Morena?
–Es un movimiento, no es un partido. No se puede hacer un partido en cinco años. Se pueden hacer coaliciones o alianzas, pero no partidos. Mira a Emmanuel Macron en Francia, un país más organizado. Macron no tenía partido y el partido del que depende ahora está dividido. Ha sido muy difícil para él y eso que Francia es un país más institucionalizado que México. México, con Morena, es un caso más difícil que Francia.
–¿Será Morena el nuevo PRI?
–Creo que eso es más o menos lo que va a pasar. López Obrador es priista, nació y fue creado como priista. Era veinteañero durante el sexenio de José López Portillo. Hizo carrera política en el PRI hasta 1988 y aún así siguió siendo priista, sólo que el PRI se fracturó en dos partes. En la mejor de las circunstancias y con la mejor suerte, López Obrador podrá convertir a Morena en una especie de nuevo PRI. Si cumple al menos algunas de sus promesas creo que empezará a ser coherente con un nuevo PRI. Si no lo hace, esa gente se va a escindir en otra cosa y la política mexicana va ser aún más incoherente.
–¿Ganó la izquierda en México?
–Mucha gente vio sus sueños izquierdistas realizados en el triunfo de López Obrador, pero lo que ahora llaman izquierda es una izquierda que, como tal, es muy pobre. No es la izquierda de Valentín Campa de los 50 y 60. Campa era comunista. Eso era la izquierda mexicana. Una izquierda marxista. ¿Qué es López Obrador en relación a eso? Para mi no hay izquierda fuera del marxismo. La izquierda no es izquierda a menos que sea marxista. El marxismo es crucial. El capitalismo es el punto central. O estás favor o estás en contra. Ningún partido en México postuló un candidato que pueda llamarse anticapitalista. Nadie habló de socialismo o se dijo socialista. El último fue el Partido Socialista Unificado de México, en 1982, que era lo que quedaba del partido comunista.
–¿Cómo define, entonces, a los ganadores?
–Como izquierda que surgió del PRI y de otros partidos. No una izquierda histórica. Una mezcla de elementos idealistas y seguidores devotos de López Obrador. Gente que quiere impulsarlo a adoptar ciertas tendencias medio socialistas y otros que quieren una Noruega del trópico. Es una mezcla. Gente para la que López Obrador representa la mejor oportunidad de hacer las reformas que consideran necesarias.