Representantes de los desplazados que integran el éxodo centroamericano y que acampan desde hace 15 días en el albergue de la Zona Norte de Tijuana advirtieron que la mayoría de los que permanecen aquí no nos vamos a regresar. Hay organizaciones internacionales que dan por hecho que no vamos a poder entrar a Estados Unidos. Tenemos que seguir intentando.
Fue la primera conferencia de prensa que dan los coordinadores de las distintas caravanas que se han ido reuniendo en los días recientes y que son designados en asamblea como voceros.
Es Ulises Ortiz quien expresa: No venimos en son de violencia. No sólo estamos buscando trabajo, estamos buscando vivir en un país sin amenazas de muerte.
Pero agrega que si los integrantes de la caravana deciden volver a hacer una marcha como la que realizaron el domingo, que se salió de control, fue repelida con gases lacrimógenos por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y causó un conflicto bilateral, la vamos a hacer. Es nuestra forma de decirle al mundo que aquí estamos, que el éxodo centroamericano sigue en Tijuana.
Y explicó en pocas palabras lo que motivó esa acción descontrolada que ha causado toda clase de reacciones en el mundo: Lo que pasó el domingo fue la necesidad y el hambre que traemos.
Los desplazados optaron este mediodía por dar la cara y aclarar su posición frente a la avalancha de cifras y datos que se anunciaron hoy oficialmente y que dan la impresión de que lenta y gradualmente pierde fuelle el impulso que llevó a estos más de 8 mil centroamericanos (una tercera parte son niños) a recorrer desde América Central hasta este confín fronterizo.
Entre los anuncios del día de hoy sorprendió la invitación de las autoridades locales a unos cuantos medios de comunicación seleccionados por ellos a presenciar el envío de 105 centroamericanos, entre ellos 14 niños, a la Ciudad de México en un avión de la Policía Federal, para de ahí llevarlos a Tegucigalpa.
Se espera que en los próximos días sean trasladados 124 más, todos ellos inscritos en el plan de retorno voluntario que se puso en marcha desde los primeros momentos del ingreso del éxodo al país.
Estas repatriaciones, facilitadas tanto por la Organización Mundial de las Migraciones de la Organización de las Naciones Unidas, como por el Instituto Nacional de Migración y el Grupo Beta, suman ya más de mil desde que la primera caravana ingresó a México el 19 de octubre.
A ello se suma un número no determinado de deportaciones que se han dado a lo largo del trayecto pero que aquí, en Tijuana, se han multiplicado por las cotidianas detenciones arbitrarias que ejecuta la policía municipal.
Ésta realiza rondines diarios en las inmediaciones del albergue, detiene aleatoriamente a indocumentados y los entrega a la estación migratoria, donde se procede a su inmediata deportación, sin oportunidad de defensa legal ni intervención de representantes consulares.
Además, se informó que 614 migrantes ya recibieron sus visas de regularización por razones humanitarias, con lo que dejan de ser indocumentados y pueden obtener trabajo, pero que los hace inelegibles para una futura solicitud de asilo en Estados Unidos. Cada día se reciben cientos de solicitudes para acogerse a esta forma de regularización en el llamado Servicio Nacional del Empleo.
Para muchos migrantes, esta posibilidad representa una opción viable. Pero para la mayoría, el objetivo de llegar a Estados Unidos sigue siendo todavía su plan A. Y no están dispuestos a desistir.
Si AMLO tiene corazón, que vele por nosotros
Hoy, los representantes de esta mayoría se dirigieron al presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador: Queremos solicitarle que, si tiene corazón, que vele por cada uno de nosotros. No estamos exigiendo, le estamos pidiendo que se compadezca de estos compatriotas, que nos traten como personas. Así habla Laura Miranda, hondureña que se declara perseguida por el gobierno de Juan Orlando Hernández Alvarado.
Ella se identifica como campesina defensora de los derechos a la tierra y dice que por hablar con la verdad en contra de la elección fraudulenta del presidente Juan Orlando Hernández, fue perseguida y amenazada de muerte. Y señala: No queremos regresar, porque si regresamos somos personas muertas.
Se lamenta de la hostilidad que se ha hecho sentir en contra del colectivo de centroamericanos a lo largo de la ruta, pero muy particularmente en este municipio gobernado por el panista Juan Manuel Gastélum: Aquí nos han dicho que las hondureñas somos prostitutas, y los hondureños, bandidos.
Los coordinadores de las caravanas que ya se encuentran en este estado y que suman más de 8 mil presentaron un pequeño pliego petitorio. En primer lugar, que cesen las detenciones y repatriaciones arbitrarias de los integrantes del éxodo. El número de deportaciones es mucho mayor de lo que aquí nos enteramos. De aquí se han llevado a un montón; son deportaciones injustas.
Solicitan también la presencia en Tijuana de los dos únicos comisionados de derechos humanos oficiales que, en su experiencia, cumplieron con sus obligaciones humanitarias frente a la emergencia representada por el paso del éxodo por el país: la de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, y el Defensor del Pueblo de Oaxaca, Arturo Peimbert.
Pidieron también una comisión de derechos humanos que valga la penay solución permanente para quienes se quieran quedar aquí. Y finalmente una petición a Donald Trump: Que agilice el procesamiento de la admisión de solicitudes de asilo que han atiborrado los sistemas en las garitas de San Ysidro, Chaparral, Otay e incluso la de Caléxico, en Mexicali.
Fuente: La Jornada