El aumento de 8.32 pesos al salario mínimo diario quedó “limitado” para alcanzar la línea de bienestar y combatir la pobreza de las familias mexicanas, fustigó la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
Ese incremento, estableció, aún no alcanza a cubrir la línea de bienestar establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que es de 95.24 pesos. Es decir, quienes ganan dicha remuneración no pueden adquirir una canasta alimentaria y no alimentaria.
De acuerdo con el organismo presidido por Gustavo de Hoyos, el incremento acordado en el seno de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), al igual que el pactado a finales de 2016, se estructuró en un esquema mixto:
Por una parte hubo un alza de cinco pesos bajo el mecanismo denominado Monto Independiente de Recuperación (MIR) y que será aplicable únicamente al Salario Mínimo General (SMG). Adicionalmente, un incremento porcentual de 3.9% aplicable a la totalidad de los Salarios Mínimos.
En dicho acuerdo se definió que ambos incrementos entren en vigor el 1 de diciembre de 2017, y que a más tardar el 30 de abril de 2018 se lleve a cabo un nuevo ajuste para que el SMG llegue al 100% de la Línea de Bienestar marcada por el Coneval.
La Coparmex fue al grano y cuestionó el discurso optimista del gobierno federal sobre la creación de empleos.
“Ahora que desde el gobierno federal se destacan las metas de generación de empleos, en Coparmex reiteramos que el reto de México no es sólo lograr generar un millón 200 mil puestos de trabajo cada año, sino que los mismos sean empleos de calidad”, criticó.
El organismo patronal detalló que únicamente 61% de los empleos que se están creando en 2017 son de tiempo completo e ingresos que permiten al trabajador cubrir sus necesidades básicas. “El reto de México es la evolución ordenada de su mercado laboral para el abatimiento de la desigualdad”, puntualizó.
La Coparmex insistió en alcanzar un Acuerdo Nacional por una Nueva Cultura Salarial (ANNCS) que permita una evolución progresiva de los sueldos, preservando la estabilidad y estableciendo objetivos precisos de largo plazo, con el objetivo de que México deje de contarse entre los países con los salarios más bajos de América Latina y, con mucho, lo más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Fuente: PROCESO