Estamos nuevamente en las fiestas patrias y sin duda la Independencia de México se convierte en el hecho histórico que nos une a mexicanos y mexicanas por encima de nuestra pluralidad, en un sentimiento de pertenencia nacional.
Por ello, vale la pena recordar que desde hace algunas décadas, existe un movimiento revisionista a la historiografía de la Independencia realizado por especialistas en la materia, que nos permite entender el contexto de este movimiento social.
La poblana oriunda de Atlixco, Alicia Tecuanhuey, es autora de uno de estos textos que contribuye al estudio de este movimiento “desde las fuerzas políticas en Puebla, que actuaron dentro de la capital provincial y en la provincia.”
La Formación del Consenso por la Independencia. Lógica de la ruptura del Juramento. Puebla 1810-1821* se ocupa del caso de Puebla, desde el Grito de Dolores hasta la consumación de la Independencia bajo el liderazgo de Agustín de Iturbide. Es una pieza escrita desde lo regional de ese gran rompecabezas -como ella lo describe en 230 páginas- cuya dimensión rebasa los límites de Puebla y del Estado de Mexicano, derivado de que las políticas militar y fiscal de la monarquía española, tendían a conformar un Estado-Nación unificado y potente a través de la sujeción a un vértice: La Corona de Castilla y Aragón.
Ello formuló la idea de que los ministros del Rey obraban como un “mal gobierno” lo que aunado a los efectos políticos que tuvieron las abdicaciones de Bayona de los reyes españoles en 1808, dieron lugar a una “verdadera crisis revolucionaria inesperada e inédita que abarcó a toda la monarquía española y que tuvo irradiación en los reinos peninsulares y en las posesiones americanas con desiguales ritmos.”
Este malestar, se expresa claramente, en la consigna de Hidalgo “¡Muera el Mal Gobierno!”, acompañada por la reivindicación americanista “¡Viva la Virgen de Guadalupe!” y la expresión fidelista “¡Viva Fernando VII!” Sostiene la autora que la lucha insurgente no derivó directamente en la consumación de la Independencia, ni ésta por sí misma logró allegarse de la mayoría de simpatías; hubo que encarar difíciles problemas y llegar a consensos de las élites; y justo esa era la coyuntura en la que se encontraba Puebla. Aunque en la víspera del Grito de Dolores, la “ciudad y la provincia parecían estar en calma y al margen de manifestaciones de inconformidad contra las autoridades de la tambaleante monarquía española.”
Un hecho significante permitió el consenso para la independencia. Narra la autora que días antes, el nuevo virrey Francisco Javier Venegas, pasó por la ciudad de Puebla y fue recibido por el obispo Manuel Ignacio González del Campillo y el intendente Manuel de Flon Conde de la Cadena, ésta reunión, entre los gobiernos espiritual y civil de nuestra provincia, reafirmó el leal apoyo y colaboración a la monarquía española, de esta manera se entiende la forma del cómo, los distintos núcleos de poblanos fueron formando parte de ese consenso favorable a la Independencia, aún cuando la población era “mayoritariamente fidelista y anti insurgente” y también cómo, poco a poco, Puebla se fue desvinculando de la metrópoli española y enfrentando rupturas “revolucionarias en el nivel de las mentalidades y arriesgando procesos de integración social” que permitieron que abandonara la mayoritaria lealtad a la monarquía española y a los reyes de la dinastía borbona.
La autora nos relata el proceso que se siguió para llegar, después de diez años de discusiones de la opinión pública poblana y los diferentes pronunciamientos del Ayuntamiento Constitucional y la Junta Electoral, a mayo de 1820, cuando se da el consenso por la Independencia, y se formaliza el 21 de septiembre de 1821 la Diputación Provincial de la Puebla de los Ángeles, logrando que el gobierno espiritual en voz de obispo Pérez en su prédica, justificara “a la Independencia en términos de devolución de la libertad que le concedió la naturaleza” y señalara -en referencia a su consumación- que no derivó, más que de las “misericordias del Altísimo.”
Por supuesto ahora estas celebraciones, no son alrededor de una taza de “chocolate muy refinado” -gusto permanente de Don Miguel Hidalgo- como en aquella madrugada del 16 de septiembre en que Hidalgo rodeado de los conspiradores llevaron a cabo las deliberaciones para decidir el plan a seguir; sin embargo, este interesante texto se disfruta, porque es un amplio trabajo de investigación debidamente documentado, en el que podemos entender el contexto de este movimiento social en nuestra Puebla.
*Tecuanhuey Alicia (2009) La Formación del Consenso por la Independencia. Lógica de la ruptura del Juramento. Puebla 1810-1821. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Puebla.