Alrededor de 90 familias ganaderas de cuatro municipios en el norte del estado incursionaron en la crianza de búfalos de agua desde hace 15 años, los cuales exportan desde el 2008 a Sudamérica, donde tiene alta demanda y el kilo se paga 150% más respecto a una carne de res o cerdo.
El kilo de dicha especie está entre 280 y 300 pesos, cuyo precio se justifica con las bondades que ofrece al consumidor, mientras que la de res está en 120 pesos y de puerco en 90 pesos.
Joaquín López Matanzo, representante de los productores en Ayotoxco, Hueytamalco, Venustiano Carranza y Xicotepec, explicó que tomaron esa opción productiva al comprobar que hay un mercado rentable y representa una oportunidad para el sector que se había negado a salir de su crianza convencional.
Dijo que una invitación de ganaderos de Argentina les ayudó a conocer ese consumo que igual se da en Uruguay, Paraguay y Chile, porque se trata de carne más sana respecto a otras, debido a que contiene 11% más proteína, 10% más minerales, 30% menos de colesterol y 55% menos calorías.
La leche, agregó, contiene mayor cantidad de grasa que la del ganado vacuno, lo que permite obtener más kilos de queso con menos litros de leche.
En el 2003, añadió, iniciaron con 100 animales distribuidos en módulos, a lo cual apostaron 20 familias de Ayotoxco, a quienes se les explicó que había un mercado en el exterior y podía representar mejores ingresos en lugar de sólo vender carne convencional.
Mencionó que, en la actualidad, son más de 3,800 cabezas que tienen distribuidas en los cuatro municipios, donde los productores han enfocado sus esfuerzos por fortalecer esta crianza.
Indicó que no fue fácil al principio introducir el búfalo de agua, ya que los ganaderos estaban acostumbrados a vender sólo carne y sus derivados de la vaca y el puerco.
Mencionó que 50% del producto es exportado desde hace 10 años a Uruguay y Paraguay, mientras que 30% va para Argentina y el resto se vende en el país.
Destacó que en Chiapas, Veracruz, Zacatecas y Tabasco se tiene la producción de estos animales desde hace más de 20 años, quienes incluso la comercializan entre sus habitantes.
Fuente: El Economista