La segunda generación de poblanos que vive en Estados Unidos, es decir, aquellos hijos cuyos padres emigraron de Puebla para tener una mejor vida, padecen depresión, adicción a ciertas sustancias y obesidad, esto debido al estilo de vida que les ofrecen sus padres en condición de migrantes.

Lo anterior de acuerdo con María de Lourdes Rosas López, investigadora de la facultad de Ciencias Políticas NYU – Upaep, quien en conferencia de prensa, señaló que si bien los poblanos que llegaron a los Estados Unidos poseían una buena salud a su llegada, sus hijos se vieron envueltos en un ritmo de vida diferente y complicado en comparación con la de sus padres, lo cual los ha llevado a tener una salud deplorable.

“Nuestros paisanos no van tan mal de salud cuando se establecen en Estados Unidos, son los hijos de ellos, los que empiezan a padecer mala salud, de acuerdo con estudios estadounidenses” indicó la académica 

Rosas López explicó que los padres de estos niños y jóvenes se ven afectados por las largas jornadas laborales que poseen sus padres, mismos que no les dan la atención y la alimentación necesaria para su crecimiento, además de que sus padres poseen un sueldo muy bajo que no alcanza para atender la salud de forma integral y sobre todo, preventiva.

Comentó que aunando a eso, los hijos de estos migrantes no se sienten al cien por ciento aceptados dentro de la sociedad estadounidense, debido a que poseen raíces mexicanas, lo cual los lleva sentirse en algunos casos que no pertenecen y eso deriva en la depresión, que a su vez conlleva al abuso de sustancias como el alcohol y las drogas.

Señaló que mucho de ellos no acuden a centros  de salud, debido a que no poseen un seguro médico que cubran estas necesidades, por lo que es muy difícil que puedan superar estos problemas, en especial si los padres dentro de las largas jornadas laborales que tienen, no se dan cuenta de estos padecimientos.

No obstante, reveló que ante esta situación el gobierno federal cuenta con diferentes programas en los consulados mexicanos para la prevención de enfermedades como diabetes y de transmisión sexual, así como tratamiento de adicciones, mismas que se dan por medio de campañas y clínicas móviles.