Como memoria colectiva, el patrimonio representa la identidad de un pueblo. Más allá de monumentos, escritos y paisajes, es una herramienta para construir la paz y sociedades más íntegras, donde exista una mayor tolerancia. Así lo expresó Isber Sabrine, presidente de la Asociación Patrimonio por la Paz, al asistir al foro “Jóvenes gestores del patrimonio: Generando una cultura para la paz”, en el cual 18 alumnos del Bachillerato Internacional 5 de Mayo (B5M) presentaron trabajos de investigación sobre el tema.
En este encuentro realizado en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Sabrine, experto en recuperación del patrimonio en situaciones de conflicto, expuso el caso de Siria -su lugar de origen- y las iniciativas que ha emprendido para su preservación.
“Queremos llevar este conocimiento a la población para sensibilizarlos, que conozcan su propia historia, reconozcan el valor de lo que tienen, se sientan orgullosos de ello y trabajen juntos para conservarlo”, señaló.
En su opinión, lograr este objetivo es posible a través de actividades académicas y culturales -foros, visitas guiadas, obras de teatro-, en las que participen estudiantes y profesores que orienten a la población.
La asociación Patrimonio por la Paz, fundada en Girona, España, en marzo del 2013, es un grupo internacional cuyo trabajo se centra en el apoyo a profesionales del patrimonio, para hacer frente a los desafíos de la protección de los monumentos, sitios, museos y bibliotecas, en tiempo de conflicto armado; así también, en la educación de las fuerzas militares para que protejan el patrimonio cultural de Siria, en virtud del derecho internacional.
“Jóvenes gestores del patrimonio: Generando una cultura para la paz” fue una iniciativa emprendida por el Bachillerato Internacional 5 de Mayo de la BUAP, para lograr su incorporación a la Red de Escuelas Asociadas a la UNESCO.
Cinthya Jaramillo Percino, docente del B5M, señaló que los alumnos desarrollaron proyectos de investigación en torno a un bien patrimonial de su comunidad, la importancia de su conservación y difusión, y cómo esto permite generar una cultura de paz.
Al respecto, Karen Cocom Romero, estudiante del bachillerato, realizó una investigación basada en la fiesta de San Juan Cuautlancingo: “Entrevisté a los habitantes de la comunidad sobre cómo la celebran, qué les parece y qué importancia tiene en sus vidas; además, indagué sobre los conflictos sociales, cuestiones políticas y situaciones que pudieran afectar la cultura de paz en el lugar, de modo que junté ambos enfoques para determinar que una celebración, como esta, permite que la gente tenga una convivencia agradable y solucionen sus problemas”, explicó.
A su vez, Arlette Jiménez Ramos, alumna del tercer año, investigó acerca de una actividad cultural conocida como palo encebado, la cual es parte de las fiestas paganas de Cuautlancingo. “Cuando se realiza esta práctica se tiene una convivencia muy grande, de ahí viene su relación con la paz, porque comienza con una sonrisa, ya que es sana y divertida, y permite una interacción entre las personas”, destacó.
Por su parte, Sofía León López, estudiante de la misma generación, presentó un trabajo sobre una panadería tradicional, perteneciente a su familia, fundada desde hace mucho tiempo por su bisabuelo. “Este patrimonio fomenta la paz de distintas maneras: permite una convivencia sana entre los miembros de la familia, además hay una preservación de tradiciones, ya que se utiliza un horno antiguo de piedra y la masa se trabaja a mano. Además, el hecho de que sólo se hace pan de muerto, conserva este aspecto de la cultura mexicana; hay también una transmisión de conocimientos y prácticas a las nuevas generaciones”, señaló.
Como continuidad de esta actividad, los estudiantes planean crear una página en Facebook, en la que difundan sus investigaciones y busquen opciones para publicar estos trabajos de manera formal.