Para acercar la salud, a través del uso de plantas medicinales -más económicas que los productos de la industria farmacéutica-, surge el uso de la “lengua de vaca” (Rumex spp.) para el tratamiento de trastornos periodontales y gastrointestinales, entre estos últimos los relacionados con la bacteria Salmonella typhi, causante de la fiebre tifoidea en humanos.
Este desarrollo deriva de la investigación realizada por académicos de las facultades de Estomatología, Medicina, Enfermería y Psicología de la BUAP, así como de los institutos Politécnico Nacional y Tecnológico Superior de Teziutlán, quienes recabaron información sobre prácticas tradicionales y plantas medicinales en la región norte del estado de Puebla.
Rumex tiene cinco especies silvestres que crecen en la zona nororiental del estado, principalmente cerca de las orillas del río. De manera empírica ha sido usada para aliviar dolores, infecciones, estreñimiento y diarrea; también, como antipirético en forma de cataplasma con grasa animal y papel de estraza.
Alberto Vinicio Jerezano Domínguez, académico de la Facultad de Estomatología e integrante de este proyecto, indicó que una vez recolectadas y tratadas las muestras de esta planta, se procedió a obtener diferentes extractos para combatir bacterias. Uno de ellos, el hexánico, con resultados prometedores en estudios in vitro contra Salmonella typhi.
En una encuesta aplicada a curanderos, parteros y chamanes para recabar datos sobre la medicina herbolaria, “se encontró que ellos usan las hojas secas de Rumex spp. en té para tratar la diarrea, por lo que tiene sentido que sea útil en eliminar este agente bacteriano cuando se utiliza en una concentración mínima”, explicó Jerezano Domínguez, nivel I del Sistema Nacional de Investigadores.
El equipo de trabajo también está integrado por los académicos de la BUAP Diana del Carmen Pazos Guarneros, Miguel Ángel Casillas Santana, Carolina Samano Valencia, Brenda Eréndira Castillo Silva, Julia Flores Tochihuitl e Ismael Juárez Díaz, de la Facultad de Estomatología; Saúl Arturo Ríos Cano e Iraís Pérez Pérez, de la Facultad de Enfermería; Érika Tepancal Gómez y Edwin Salas Mendoza, de la Facultad de Psicología; así como Miguel Montiel Martínez, María Eugenia Carreón y Emmanuel Vázquez Benito, del Instituto Tecnológico Superior de Teziutlán.
TRABAJO DE CAMPO
La información sobre el uso de medicina tradicional y herbolaria se obtuvo por medio de una entrevista abierta, dirigida a grupos focales: parteros, chamanes y hueseros, así como a personal de centros médicos en los municipios de Ayotoxco y Zacapoaxtla, en la localidad de Xalacapan. Además, se realizaron encuestas cuantitativas en las comunidades de Teziutlán, como Huehueymico y La Legua. Los resultados dieron pauta para el desarrollo de diversos proyectos, por ejemplo el diseño de biomateriales y la publicación de un artículo de divulgación científica sobre la importancia de este tipo de conocimiento.
Con ayuda del Jardín Botánico Universitario se realizó la colecta del ejemplar en puntos estratégicos y se procedió a su clasificación etnobotánica. Después se efectuó un proceso de secado de las hojas de lengua de vaca, mismas que se trituraron y maceraron. A este producto pulverizado se le adicionó un disolvente (hexano, acetato de etilo, diclorometano, acetona o agua) para obtener diferentes extractos. Luego, con un equipo de rotavapor, se eliminó el solvente y, por medio de cromatografía en columna, se purificaron las partículas.
Después de obtener el extracto, este se sintetizó en hidrogeles -la aplicación más típica en el área de la estomatología- para observar su efecto terapéutico. El extracto más prometedor es el hexánico, el cual ha mostrado una actividad antibacteriana contra Salmonella typhi en las pruebas in vitro.
Ser de origen natural, no significa que sea confiable, aseguró el doctor Jerezano Domínguez, quien lamentó la falta de un registro de toxicidad por plantas medicinales. Ante esta situación, el investigador y sus colegas llevan a cabo antibiogramas (crecimiento de bacterias) en el extracto en cuestión.
“Después de hacer un antibiograma y tener datos sobre su actividad cualitativa, se hará un estudio cuantitativo para determinar su concentración mínima inhibitoria y observar si puede competir contra el fármaco de elección, para eliminar este agente bacteriano, la ampicilina”.
La siguiente fase de la investigación será realizar estudios in vivo en murinos, para biodirigir la investigación y encontrar la molécula o moléculas con el efecto deseado.
Jerezano Domínguez señaló que se pretenden generar diferentes estudios de laboratorio que validen, certifiquen o desmientan, el uso empírico de la lengua de vaca, así como diseñar productos con aplicación en la salud bucodental.