El seguimiento a la incidencia de cáncer y otras enfermedades en comunidades de Tlaxcala y Puebla atribuibles a la toxicidad del Río Atoyac es una de las líneas de investigación de la Universidad Iberoamericana Puebla y la organización Dale la Cara al Atoyac, anunciaron hoy activistas y académicos.
En rueda de prensa Melanie Gabriel Camacho y Violeta Trinidad Rossel dirigentes de la Asociación Dale la Cara al Atoyac y los investigadores Eugenia Ibarrán y Fernando Aragón del Instituto de Investigación en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga SJ., de la IBERO presentaron marco de cooperación de ambas instituciones para determinar las condiciones actuales de la cuenca, sus tendencias y evoluciones.
Los académicos y ecologistas reconocieron “la crisis ambiental” no sólo de la cuenca sino de las riberas de éste, conformado por 78 municipios, 48 de Tlaxcala y 30 de Puebla, originados principalmente por talleres, maquilas y negocios clandestinos cuyas descargas operan al margen de la ley.
Melanie Gabriel Camacho, presidenta de la organización Dale la Cara al Atoyac aseguró que darán seguimiento a la organización social y religiosa Fray Julián Garcés, quienes han documentado que en al menos siete localidades asentadas a lo largo del Río Atoyac habitantes presentan modificaciones celulares, que potencializan la presencia de enfermedades como asma, leucemia y cáncer.
En su momento, el Fray Julián Garcés e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM y el Instituto Nacional de Pediatría, presentaron resultados de sus análisis publicados en la edición de septiembre de la revista Mutagénesis de la Universidad de Oxford, Inglaterra.
Entre las señalamientos de entonces era que industrias contaminantes del río Zahuapan–Atoyac alteraban estudios de laboratorio y que a partir de las denuncias ciudadanas, las actas de defunción se establecieron como causa del deceso un paro cardiaco u otra situación derivada de esa enfermedad, por lo que la dimensión de este fenómeno quedó enmascarado.
Gabriel Camacho aseguró que se dará seguimiento a las investigaciones del Fray Julián Garcés, cuya acción de denuncia se quedó sin más consecuencia.
Violeta Trinidad Rossel informó que ya se trabaja con niños en escuelas midiendo la vulnerabilidad, relacionando la salud con la contaminación del río.
“Iniciaremos estudios con niños de sexto grado de primaria basados en análisis de orina y sangre para identificar si hay tóxicos a la exposición”, dijo.
Aunque Trinidad aseguró que las causas de enfermedades no pueden ser todas atribuibles a la contaminación y tóxicos volátiles emanados de las sustancias que se desechan al afluente, asentó que si el Río Atoyac no se atiende sí habrá en el futuro un problema, grave, de salud pública.
“La salud del agua tiene relación con la salud de la población, hay efectos de esófago, estómago, laringe, respiratorias. Si no tomamos cartas en el asunto el problema que vendrá será de salud pública”, refirió.
En cifras del 2016, las activistas informaron que a lo largo de la cuenca del Río Atoyac en 2016, la causa principal de mortalidad infantil se da por en enfermedades gastrointestinales, consecuencia de la contaminación del agua.
La gobernanza del agua, a estudio
El IIMA de la IBERO Puebla y Dale la Cara al Atoyac anunciaron que privilegiarán el tema de estudio sobre condiciones de gobernanza del agua con el fin de proponer modificaciones a las prácticas de gestión actual de tal manera que se avance hacia una gestión integral de la cuenca.
“Centrarse en temas sociales sobre la exclusión”, será la consigna, pues explicaron que la problemática del agua no se reduce a soluciones técnicas y a la escasez o al aumento natural de la demanda, sino a la exclusión que provoca la pobreza, la desigualdad y el inadecuado modelo de gestión y manejo del agua al amparo del estado.
Sanciones por incumplimiento y omisión
María Eugenia Ibarrarán Viniegra, también profesora de ciencias sociales recomendó que sí deben haber sanciones por las omisiones de autoridades por la violación a los derechos humanos al ambiente sano.
A la fecha, autoridades de Puebla y a Tlaxcala han incumplido la Recomendación No. 10 /2017 emitida en marzo de este año por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) , por la “Violación a los Derechos Humanos a un Medio Ambiente Sano, Saneamiento del Agua y Acceso a la Información, en relación con la contaminación de los Ríos Atoyac, Xochiac y sus afluentes; en agravio de quienes habitan y transitan en los municipios de San Martín Texmelucan y Huejotzingo, en Puebla y en los municipios de Tepetitla de Lardizábal, Nativitas e Ixtacuixtla de Mariano Matamoros, en Tlaxcala”.
Los expertos en la mesa señalaron también las múltiples actos de corrupción y falta de sensibilidad de los gobiernos, pues debido a la inoperancia de las plantas de tratamiento, el Río Atoyac rebasa en 5 mil 530 por ciento el límite de contaminantes entre elementos orgánicos oxidantes, grasas, aceites, solidos suspendidos y bacterias fecales.
A la fecha, sostuvieron que las 230 plantas tratadoras de agua en el estado están paradas, absolutamente inservibles por su mala construcción, por el alza en la tarifa de la luz insostenible para presidencias municipales, y en la demostración más constatable de que éstas sólo fueron un jugoso negocio de obra.