A 20 años de la fundación de Radio BUAP, Juan Villoro estuvo en la BUAP y su voz, cual tejedor de historias, llevó a su audiencia al gozo de la palabra oral.
En el Salón de Proyecciones, el escritor, Premio Herralde por su novela El testigo, discurrió sobre la voz en un discurso hilarante que tocó espacios, geografías, tiempos y pensadores disímiles, para comprender ese excedente del cuerpo que sale de nosotros, pero también es alma corporizada.
Antes de ingresar al Salón de Proyecciones, Villoro charló con el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, quien le obsequió una playera del equipo Lobos BUAP, con la cual posó para las cámaras.
El escritor y colaborador en los diarios La Jornada, El País y El Periódico, y en publicaciones como Letras Libres, Proceso, Nexos, Reforma y la italiana Internazionale, apasionado del fútbol -hincha del Barcelona- concluyó su exposición con un largo aliento a la memoria de Ángel Fernández, el célebre cronista deportivo, de quien –dijo- convertía el partido más aburrido en una odisea, pues rebautizaba la realidad como símbolos mágicos.
El uso de la voz en la radio requiere de palabras precisas para cautivar en un segundo, expuso quien fuera conductor de El lado oscuro de la Luna, en Radio Educación. Sin duda, no se equivocó. Los asistentes reunidos en el Salón de Proyecciones, del Edificio Carolino, en su mayoría jóvenes, no perdieron el hilo conductor de la charla, quienes recordaron a los primeros hombres reunidos alrededor de una fogata. Allí engarzó las hazañas de los grandes tejedores de historias en la radio, pasando por el escritor y locutor Orson Welles hasta el cronista deportivo Pedro Septién, mejor conocido como el “El Dinámico Mago Septién”.
Conquistar una voz propia es uno de los grandes desafíos artísticos -dijo. Sócrates y Jesús son ejemplos exitosos del uso de la palabra, de una voz única y definida. Al referirse a la radio, Villoro dijo que esta llegó como un medio misterioso para borrar el cuerpo y dejar sólo una voz que jamás había sido escuchada, pues las voces son espectros. Este medio de comunicación depende del hilo invisible de ondas de frecuencia emitidas y de una concentración especial por parte de su interlocutor.
El protagonista del cuento Cambio de luces, de Julio Cortázar, las crónicas deportivas de “El Dinámico Mago Septién” y Cristino Lorenzo, así como la narrativa fantástica de Orson Welles, demostraron que la radio permite espacios de magia desaforada y hasta momentos de charlatanería en la creación de mundos, afirmó Juan Villoro.