ESPN informa que una Máquina intratable y ultra motivada se presentó en Ciudad Universitaria para continuar con su racha positiva en esta campaña. No hubo resaca de la Copa MX ganada a mitad de semana y sí un equipo seguro y embalado que demostró que también sabe ganar fuera de casa ante unos Pumas permisivos que olvidaron hacerse respetar frente a sus aficionados.

Si Cruz Azul se presentó con una raquítica efectividad de visita con apenas cinco unidades de 18 disputadas en este torneo, Pumas vive lo mismo, pero paradójicamente en sus juegos como local, lo que hizo de alguna manera un duelo de necesitados por reencontrarse consigo mismos en esas facetas.

El problema para los universitarios es que en su cancha parecen más visitantes. En este Apertura se han acostumbrado más a remar contra corriente, a ir abajo en el marcador y luchar contra la adversidad.

La Máquina, en cambio, se presentó en CU como si estuviera en casa y con la confianza y tranquilidad de que en la Copa MX ya cumplieron para ahora enfocarse solo en la Liga. Mentes relajadas que se notaban en el accionar de un equipo seguro de sí mismo y con las ideas bien claras de cómo explotar a un conjunto universitario impetuoso, pero con algunos yerros en defensa que eventualmente fueron explotados.

La fórmula celeste radicó en contener los constantes embates auriazules y después aprovechar la velocidad de Édgar Méndez y Elías Hernández con balones cruzados regularmente enviados por el capataz Iván Marcone. Las espaldas de los laterales universitarios regularmente fueron superadas.

En uno de esos ataques con más hombres del Cruz Azul, Adrián Aldrete centró para que Méndez llegara desde atrás y rematara de cabeza para vencer a Alfredo Saldívar. El español llegó como un tren para anotar y abrir la lata. Pumas tuvo sus opciones, pero pecó en tanto fallar y los cementeros no perdieron su chance.

David Patiño, urgido del triunfo en casa, cambió rápido su esquema y le dio entrada a Matías Alustiza en lugar de Alan Mendoza. Apuesta arriesgada en busca de la remontada. Con eso consiguió más el balón y hasta generar más ocasiones, aunque insuficientes como para vencer a un monumental Jesús Corona, siempre seguro bajo los tres palos.

Los avisos celestes en el segundo tiempo fueron más escasos, pero siempre peligrosos hasta que Andrés Rentería ingresó solo por el centro del área y venció a Saldívar. Partido que parecía liquidado, de no ser por la Infaltable garra auriazul que no dejó de pelear ni un segundo.

Las distancias se recortaron tras un tiro de esquina de Luis Quintana, pero en realidad ya era muy tarde como para soñar con una remontada. El daño estaba hecho y las tareas completadas para llevarse la victoria y de paso asegurar una Liguilla que no se escapará por nada.