No termina el torneo y la directiva del Puebla busca reforzar al equipo con miras al siguiente campeonato que será definitivo en el tema del descenso en el que aún está metido el equipo de la Angelópolis.
Hace unos días el portero argentino Cristian Campestrini tuvo pláticas con los dirigentes del Club Puebla con el fin de negociar su regreso luego de la breve travesía que ha tenido en el balompié de su nación con el Chacarita Juniors. La negociación entre ambas partes fue satisfactoria, toda vez que el cancerbero recibió la noticia que puede ganarse la titularidad debido a que Moisés Muñoz saldrá de la institución al final del torneo.
Los constantes errores, una oferta de un club de la MLS (la cual está por cerrarse) y la poca empatía con la ciudad de Puebla, son algunas de las detonantes para la salida de Moisés Muñoz. El ahora portero titular de los camoteros no ha tenido interés de renovar su contrato, a tal grado que no tuvo la intención de rentar o adquirir una vivienda en la Angelópolis, por ello, aún se mantiene viviendo en la Ciudad de México, así de que todos los días a temprana hora realiza su viaje cotidianamente desde la capital del país a la entidad poblana para entrenar con el equipo.
Otro de los jugadores que la directiva poblana tiene amarrado es Matías Alustiza. El apodado “Chavo” vive su etapa final con los rojinegros del Atlas por la serie de altibajos que ha tenido con el club y por ello su regreso a la capital poblana está amarrado.
Alustiza ha tomado positivamente su regreso al club que lo trajo al futbol mexicano. El argentino es conocido por Enrique Meza a quien lo tuvo como entrenador en su tapa con Pachuca y no le desagrada para reforzar el ataque; y aunado a ello, en el aspecto personal, esto le viene bien al jugador pues constantemente viaja a la Angelópolis para visitar a varias amistades y arreglar temas económicos en la ciudad.
La afición poblana no los olvida. Habrá que esperar si serán queridos como en sus épocas gloriosas o aún se les recriminará por sus actos de indisciplina que tenían fuera de la cancha cuando tenían como pasatiempo disparar balines a los transeúntes.