ESPN informa que en un ambiente tan frío como solemne, el Real Madrid venció por 2-0 al Espanyol de Barcelona este domingo en la cancha del Santiago Bernabéu.
Fue la primera victoria en casa para el equipo merengue en la campaña liguera después de dos empates y una derrota. Vino acompañada del estreno como goleador en el torneo local para Isco y otra marca simbólica para Cristiano Ronaldo, que igualó a Juanito con 401 partidos disputados con la camiseta merengue.
Pero Madrid, como el resto de España, no está para festejos tras lo ocurrido en Cataluña durante la jornada dominical, donde la celebración del referéndum por la independencia dejó un saldo de más de 760 heridos.
No se diga el cuadro catalán, que jugó sin espíritu, como haciendo mero acto de presencia, apenas para vigilar que los locales les hicieran el menor daño posible.
En ese sentido, realmente fue poco lo cosechado por el Real Madrid, dado su dominio y la cantidad de oportunidades generadas.
Cristiano Ronaldo sigue seco en La Liga y, por momentos, muy solo. De nuevo intentó ver puerta por todos los medios posibles, pero de nuevo la mala suerte se ensañó con él.
Si intentaba un remate bombeado, se le iba elevado. Uno de esos zurdazos incontenibles, demasiado desviado. O si lograba desmarcarse para lograr la colocación perfecta, Marco Asensio, o el que fuera, decidía probar suerte por sí mismo. Con cada intento fallido crecía su frustración.
Suerte, para el Madrid, que no lo abandonó la lucidez y la visión de juego, pues fue gracias a una jugada de Cristiano Ronaldo que Isco pudo abrir el marcador cuando se cumplía media hora de partido. El ‘7’ había llegado al borde del área con balón controlado y al verse rodeado, filtró un pase preciso para el malagueño, que se colaba en el área sin que nadie hiciera el mínimo esfuerzo por detenerlo, y fusiló a Pau López.
El Espanyol tardó en intentar responder al golpe y lo hizo con bastante timidez.
Transcurrió casi una hora antes de que Keylor Navas tuviera una intervención de importancia. Por lo demás, el tico tuvo una noche más bien apacible.
El asedio merengue no cesaba, pero el balón seguía negándose a entrar en la portería perica más allá de los fallos de Cristiano. Hasta que a 20 minutos del final, Isco repitió la dosis, en esta ocasión desde el corazón del área tras recibir un centro retrasado de Asensio.
La victoria inminente no logró emocionar gran cosa al Bernabéu más allá de la ‘grada de animación’, que no paró en el intento de hacer lo propio.
Ganó, por momentos, el silencio incómodo que solo rompían las manifestaciones de patriotismo que tanto el Real Madrid como el Espanyol, habían a toda costa en un intento por separar el futbol de la política.
En la grada aparecieron miles de banderas españolas, puestas en alto al inicio del encuentro y al minuto 12:10 (en conmemoración del 12 de octubre, día de la hispanidad), y un grito: "¡Que viva España!". Tal vez de esperanza, o tal vez de desolación.