Alemania venció a la República Checa en Praga, por 1-2, y dio otro paso en su camino hacia el Mundial de Rusia 2018.
El equipo de Joachim Löw lleva un pleno de 21 puntos en los siete partidos que ha disputado y es líder destacado del grupo C, con cinco de ventaja respecto a Irlanda del Norte y 12 más que República Checa.
Un tempranero gol de Werner a pase de Özil, que antes había recuperado el balón en la medular, dejó fríos a los checos, que no contemplaban ni en pesadillas encajar un tanto en la primera aproximación de los visitantes.
Özil forjó una buena primera parte, siendo el más activo de los germanos.
Con este resultado, los de Karel Jarolim no tienen más remedio que ganar al segundo del grupo, Irlanda del Norte, el próximo lunes en Belfast.
Tras ponerse por delante, Alemania se 'durmió' y dejó más opciones a los locales, en las botas de Kopic, Darida o Boril, pero no supieron aprovecharlo.
Los checos trataban de rebañar algo positivo de la indecisión alemana, pero no eran certeros en la finalización.
Poco a poco, los de Löw volvieron a imponer su dominio del balón y dispusieron de ocasiones claras de distanciarse en el marcador, por medio de Stindl y Kroos.
El partido se rompió en la segunda parte, con los checos lanzados por el empate, aunque con la ansiedad no conseguían hilvanar bien las jugadas.
Jarolim metió toda su pólvora ofensiva, dando entrada a Krejci y Kliment, y le dio resultado, ya que en una de esas intentonas el medio ofensivo Vladimir Darida lanzó un gran disparo a la escuadra ante el que Ter Stegen nada pudo hacer.
Pero una genialidad de Toni Kroos en un libre indirecto en el último suspiro del encuentro, propició el remate de cabeza de Hummels para poner cifras definitivas en el marcador.