La apacible ciudad de Tehuacán es la capital de un valle rico en historia. Historia humana e historia natural. Habitado desde hace más de 8 mil años, aquí se han descubierto los fósiles más antiguos del maíz, el cultivo que permitió que el hombre se asentara y florecieran las culturas mesoamericanas. Por aquí pasó el Camino Real y a su vera nació la ciudad y se fundaron los conventos, las iglesias, los mercados, las plazas.
Los antiguos ya conocían las propiedades de sus aguas minerales, las mismas que hoy continuamos disfrutando. Y de la convivencia de españoles e indígenas surgió una extraordinaria gastronomía, que se viste de ritual cada año en el Festival del Mole de Caderas.
Pero el valle también nos ha legado el privilegio de mirar a eras ya pasadas a través de los minerales -que se exhiben en el excelente museo ubicado en el Centro Cultural el Carmen- y los abundantes yacimientos fósiles. En esta sorprendente región se origina la Reserva de la Biosfera Tehuacan-Cuicatlan, un auténtico refugio de biodiversidad y un paraíso para los fotógrafos, con sus espléndidos paisajes desérticos. Un lugar mágico que ejerce una poderosa fascinación sobre el viajero.
Fuente: Puebla Travel