Real De Catorce, San Luis Potosí
La aventura por este Pueblo Mágico comienza al cruzar el túnel Ogarrio. Los viajeros se internan en la montaña Barriga de Plata, la guardiana de Real de Catorce, el de los cielos despejados y encanto fantasmagórico.
Sigue el camino hacia la Plaza Principal, inmediatamente sentirás el poder de la cultura huichola, con locales y puestecitos tendidos en el piso para que adquieras artesanías de chaquira, hacerte una limpia con un chamán y beber jugo de maguey curado con hierbas. A las aventuras que ofrece el altiplano potosino agrega las delicias elaboradas con cactáceas, raíces y los famosos cabuches, botones aciditos de la biznaga.
Por la noche, únete a la caminata “Murmullos en la oscuridad”. En dos horas el guía narra leyendas e historias de aparecidos. Se vuelve más tétrico cuando el recorrido concluye en el panteón municipal. No te olvides de los recorridos al Wirikuta, territorio sagrado, que ofrecen los Caballerangos de Real de Catorce. Tu visita estará completa con un tour en willy. Los vehículos 4x4 suben y bajan la sierra escarpada en un safari fotográfico.
Para dormir: Mesón de la Abundancia, habitaciones desde 600 pesos por noche. www.mesonabundancia.com
Pinal de Amoles, Querétaro
A 160 kilómetros de la capital queretana te econtrarás con la Sierra Gorda, uno de los paisajes serranos más asombrosos de México. La primera parada en este corredor natural y cultural debe ser Pinal de Amoles. El pueblo te recibe con su cascada El Chuveje y algunas pozas para darte un chapuzón. Te será fácil moverte al parque Bucareli Extremo, ubicado en la zona, para volar por el cielo a través de 11 tirolesas. Visita el Exconvento de Bucareli: el recorrido penetra los bosques de la sierra hasta encontrar la construcción de cal y cantera amarilla; al estar casi en ruinas le da una belleza única. El resto del viaje dedícalo a pasear por las cinco misiones franciscanas que son Patrimonio de la Humanidad. La primera está en el Pueblo Mágico de Jalpa.
Para dormir: cabañas tipo safari de El Jabali. Reservaciones: (045) 441 107 2239.
Cuetzalan, Puebla
La magia de este pueblo, en la sierra poblana, está en sus calles habitadas por la cultura otomí. Sus habitantes se encargan de pasearte por Las Hamacas, una cascada que deja correr su agua sobre agujeros que simulan los cráteres de la luna. También te muestran el esplendor de la zona arqueológica de Yohualichan, un centro ceremonial construido por los totonacas antes de migrar al Tajín. Al mediodía, en el atrio de la parroquia de San Francisco de Asís, comienza la danza de los voladores. El domingo se coloca el tianguis tradicional: los indígenas aún practican el trueque como forma de pago. Hay más: Tosepan Kali te lleva por la Ruta del Piloncillo; visitas los cañaverales para extraer sus jugos hasta obtener los conos macizos de dulce.
Para dormir: Hotel Taselotzin, cabañas y dormitorios desde 483 pesos. taselotzin.mex.tl
Valle de Bravo, Estado de México
Un viaje típico en este Pueblo Mágico sería así: desayunar unas quesadillas de chorizo y emprender la marcha hacia la presa, ya sea para remar un kayak, hacer un picnic o dar un paseo en bote. Después, visitar al Cristo Negro del templo de Santa María Ahuacatlán, comprar cestería en el Mercado de Artesanías y rentar una cuatrimoto para ir hacia la cascada Velo de Novia, en Avándaro, pueblo vecino. Reserva otro día para volar en parapente o ala delta. Los vientos tranquilos son ideales para contemplar “Valle” desde las alturas. Por la tarde, prueba los esquites con camarón que venden en la Plaza Principal y, por la noche, échate unos tragos coquetos en La Mezcalería. Otro atractivo imperdible es La Gran Stupa Bön, creada por monjes tibetanos.
Para dormir: Las Luciérnagas, con solo cinco habitaciones. lasluciernagas.com.mx
Xilita, San Luis Potosí
Su imán turístico es el Jardín Surrealista de Edward James, con sus famosas esculturas de concreto escondidas entre la vegetación frondosa. El pueblo también es un excelente productor de café. Hostal del Café organiza recorridos guiados por los cafetales y una escapada al Sótano de las Huahuas —al igual que Xilitla, se encuentra en la Huasteca Potosina— para ver el vuelo de vencejos, entrando y saliendo de la enorme cavidad. Los domingos, frente al Templo de San Agustín, hay presentaciones de huapango y se coloca el tianguis, donde se reúnen comunidades de origen náhuatl y tének. Si te preguntas cuál será el platillo típico, la respuesta es el zacahuil, un tamal de casi dos metros de largo, relleno de tres carnes con salsa roja.
Para dormir: las cabañas Tapasoli. cuesta unos 500 pesos. www.xilitla-tapasoli.com