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Miércoles, 28 Junio 2017 20:17

Nanacamilpa, un santuario de luces vivas

Por  Staff Puebla On Line

Enclavado en uno de los bosques más valiosos de Tlaxcala por su biodiversidad y riqueza ecológica, el Santuario de las Luciérnagas se perfila como uno de los tesoros más representativos de la conservación y protección bajo una visión de sustentabilidad.

Y es que, más que ser un simple atractivo al que se puede acudir durante los meses de junio, julio y agosto, el bosque de Nanacamilpa o “Tierra de Hongos” es hoy en día uno de los recintos donde la deforestación no ha tenido cabida, permitiendo conservar intacta su riqueza biológica.

Tal y como lo menciona la gerente estatal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en Tlaxcala, Gisela Lucero Zepeda, Nanacamilpa, localizada al poniente del estado, se compone de una extensión boscosa de tres mil 121.39 hectáreas de oyamel, encino y pino.

Gracias a su grado de conservación, este ecosistema ubicado a una altura de dos mil 800 metros sobre el nivel del mar se convierte en un paraíso para albergar a una de las cerca de dos mil especies de luciérnagas, siendo el único lugar del mundo donde se puede hallar a la “Macrolampis Palaciosi.

De hecho, por sus características y de acuerdo con estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta especie no coincide con ninguna de las conocidas, por lo que se le considera como una nueva especie propia de los ecosistemas de la región.

Es así que de las 22 especies que viven en territorio nacional, la luciérnaga de Nanacamilpa resulta ser una de las más espectaculares, propiciando uno de los escenarios más mágicos que se pueden encontrar en los bosques mexicanos.

Pero nada mejor que la experiencia de visitar y presenciar personalmente el momento en que este coleóptero hace su aparición apenas cae el último rayo de sol, para iniciar su ritual de cortejo entre macho y hembras.

 

En ese sentido, los responsables del Centro Ecoturístico reúnen a los visitantes para caminar por los senderos donde el escarabajo del orden Coleoptera sobrevuela el paisaje entre las 19:45 y 21:30 horas, para luego repetir el ritual después de la 1:00 de la mañana.

Para ello, los habitantes y responsables del Centro Ecoturístico “Santa Clara” evitan que algún tipo de luz se proyecte para evitar ahuyentar a los insectos, por lo que el lugar permanece sin iluminación eléctrica hasta después de las 22:00 horas.

De hecho, los guías piden a los visitantes hacer una previa oración, pidiendo permiso a la naturaleza para ingresar a sus entrañas, con la promesa de evitar dañar cualquier forma de vida o hurtar cualquier elemento del lugar, ya sean piedras, hojas, ramas o incluso las mismas luciérnagas.

El silencio inminente del bosque pronto se transforma en un murmullo de hojarasca generado por el caminar de quienes recorren por los senderos, conducidos por los guías para llegar a los puntos clave donde poco a poco y entre los últimos vestigios de luz azul marino se desvanecen para dar lugar a las pequeñas luces amarillas.

Primero se aprecian una o dos, luego más al fondo otra cantidad similar, iniciando un proceso de cortejo donde el macho, al ser el único que vuela, exhibe su luz a las hembras que esperan pacientes entre las hojas de la vegetación para buscar al mejor candidato para aparearse.

Finalmente y en una especie de danza que termina enriqueciendo el oscuro escenario en un frenesí luminiscente, donde todos parecen sincronizarse a un mismo ritmo, generando olas de luz con miles de ejemplares buscando a su pareja.

La clave para apreciar este espectáculo es silencio y paciencia, ya que al menor sonido las luciérnagas dejan de emitir su luz, en tanto que la luz de celulares o pantallas terminan por distraerlas, rompiendo el encanto del momento.

Por ello entre las reglas del lugar está el evitar encender luces de cualquier tipo y en caso de querer tomar fotografías se pide no usar flash, por lo que es indispensable ser diestros para tomar fotos nocturnas, explica Belinda, una de las guías del lugar.

Pero ni las cámaras más potentes son capaces de captar la belleza que solo la vista humana puede percibir tras acostumbrarse a la oscuridad, haciendo del lugar uno de los más espectaculares del país.

Tal es la razón por la que la Conafor a través del Programa Nacional Forestal (Pronafor) promueven el aprovechamiento y cuidado sustentable del lugar, por lo que Nanacamilpa se ha convertido en un ejemplo de desarrollo económico sustentable, aseguró Lucero Zepeda durante un recorrido por el lugar.

Es por ello que las visitas no solo se limitan al avistamiento de la luciérnaga, sino que se extiende a otros espectáculos ambientales, propios del lugar emblemático al cual se puede acudir los 365 días del año para actividades de campismo y turismo ecológico.

Por lo pronto, si hay un momento clave para visitar y disfrutar de uno de los momentos más mágicos del Centro Ecoturístico “Santa Clara” es este, sin dejar de lado la oportunidad de hacer otros recurridos para enriquecer la experiencia de vivir el turismo ecológico de Tlaxcala.

Fuente: Notimex

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