Queda muy onírico afirmar que soñamos para complacernos sexualmente, pero en la práctica es poco funcional; por eso, evolutivamente, se ha ido rechazando esta teoría a favor de otras mucho más sencillas y cercanas a la lógica. Hasta hoy, momento en el cual un profesor ha querido resucitar a Freud y su no tan descabellada teoría.
Patrick McNamara, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, ha resaltado la importancia y valía de las palabras de Freud: los sueños son manifestaciones de la energía sexual y formas de cumplir los deseos sexuales que rigen el subconsciente humano.
Y ha resucitado esta teoría tras su convencimiento científico del doble significado de los sueños: el fundamento sexual que se esconde tras ellos.
Estudios de resonancia magnética indican que durante la fase REM los hombres experimentan una erección y las mujeres, un agrandamiento del clítoris; algo que sólo se explica por la activación de circuitos de recompensa, así como de deferentes hormonas que participan en la excitación.
Bajo estas premisas, las investigaciones sucesivas concluyeron que los hombres suelen soñar con aventuras, generalmente violentas, mientras que las mujeres sucumben más a sueños con discusiones animadas entre amistades. Desde un punto de vista freudiano, esto significaría que los hombres vuelven históricamente a esos siglos en los que tenían que luchar entre ellos para hacerse con el amor de una mujer, no muy lejos de la conquista animal, mientras que en las mujeres esa agresión verbal supondría una manera de hacer de menos a otras mujeres menos reproductivas.
Con sus investigaciones, McNamara demuestra que el pensamiento freudiano no está tan lejos de la realidad como evolutivamente se nos ha hecho creer, ya que en otros estudios liderados por este profesor se pudo ver que quienes están felizmente emparejados o desean estarlo suelen recordar más sus sueños, la mayoría de ellos sexuales, que quienes no encuentran atractivo en su pareja o disfrutan con la soltería.
Ahora ya sabemos por qué soñamos con sexo, por cuestiones evolutivas, como también reseñó Darwin en su momento, y el significado de esos sueños: la apetencia constante de querer experimentar placer sexual.
Fuente: esquire.com