Con 246 metros de altura, 57 pisos y una inversión de más de 100 millones de dólares, la Torre Reforma es hoy el edificio más alto de Ciudad de México. Está levantado sobre una casona de 1929, catalogada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que fue desplazada 18 metros del suelo y no cuenta con una sola columna. En su lugar, tiene dos placas de concreto de 1.20 metros de ancho y cimientos de 60 metros que se unen por tirantes de acero. La Torre Reforma destaca en la avenida más emblemática de la capital, no solo por su forma de libro abierto, sino por ser una de las más seguras, sustentables e innovadoras del mundo, según certificaciones internacionales.
Benjamín Romano es el arquitecto que estuvo a cargo de este rascacielos nombrado “el más innovador del mundo” por The International Highrise Award (IHA), un premio organizado por la ciudad de Frankfurt, el Museo de Arquitectura alemana y DekaBank. Los jueces consideraron que el edificio mexicano contribuye al tejido urbano, alienta la vida en la calle y analiza las cualidades escultóricas, además del concepto estructural en una región de alta actividad sísmica. “Las dos paredes exteriores masivas de concreto expuesto y el tercer lado vítreo no sólo generan una extraordinaria planta triangular, sino que también proporcionan un máximo de resistencia a los sismos”, dijo el jurado al dar a conocer el ganador. Los jueces subrayaron la efectividad de la estructura durante los sismos de 2017.
“Yo creo que lo que más hace especial a esta torre es el sentido común. Lo que más gustó al jurado en Alemania es que es una torre con mucho sentido común, con mucha libertad”, afirma el arquitecto mexicano Benjamín Romano. “Mi arquitectura se adapta a mi entorno, al suelo, al sol que viene del sur en la ciudad y recoge el conocimiento de generaciones, por ejemplo, la ventilación cruzada de los mayas, la adaptamos a los patios interiores de este edificio que están ventilados naturalmente”.
La sub alcaldesa de Cultura de Frankfurt, Ina Hartwig, expresó también su entusiasmo: “La Torre Reforma sobresale por su extraordinaria arquitectura casi escultural y su huella triangular. La fachada futurista abre la vista a uno de los parques más grandes del mundo [el bosque de Chapultepec]. El edificio no solo personifica el desarrollo en progreso de México, sino también integra cuidadosamente un edificio patrimonial en un distrito histórico. Este es una delicia visual, además de ecológico”.
El inmueble cuenta con un estacionamiento robótico y un sistema de evacuación único en su tipo, donde los elevadores funcionan en caso de sismos o incendio como refugio, pues puede presurizar aire para que no entre humo y no afecte físicamente a las personas que ahí trabajan. Además, es uno de los primeros en México en obtener la certificación LEED Platino, que garantiza los más altos estándares de sustentabilidad a nivel internacional desde la construcción hasta el funcionamiento y permite ahorro de 25% más energía que otros rascacielos en Ciudad de México. Por ejemplo, en los 27 cubos de elevadores se diseñó un sistema de aprovechamiento en los motores de la energía generada durante la fricción del ascenso y el descenso.
Con ductos recolectores de lluvia que se escurren sobre el concreto y cristal del edificio, que conducen el líquido al techo verde de la casa del siglo XIX y de ahí a las cisternas del sótano, es capaz de almacenar hasta 3.4 millones de litros. El agua no será desechada al drenaje, con la planta de tratamiento volverá a ser usada una y otra vez, y en temporada de lluvia permitirá dejar de consumir la mitad del caudal que recibirán de la red pública, pues permite tener un ahorro de más de siete millones de litros de agua potable al año. Así tiene desperdicio cero, ya que todo el líquido se reutiliza.
“En el siglo pasado nos equivocamos al hacer ciudades esparcidas, porque llevar la infraestructura a esos puntos es muy difícil, las ciudades compactas permiten una mejor interacción entre las personas, una mejor movilidad, mejor conexión con los servicios de la ciudad y yo estoy convencido de que nos tenemos que ir para arriba, para mí no me cabe la menor duda, la Ciudad de México será una ciudad de rascacielos”, afirma Romano.
La Torre Reforma se impuso a otros proyectos nominados como el MahaNakhon, de Bangkok, con una altura de 314 metros; el Beirut Terraces, de Herzog & de Meuron, con una altura 119 metros; el Chaoyang Park Plaza, en Beijing, de MAD Architects, con una altura de 142 metros y, por último, Oasia Hotel Downtown, en Singapore, de WOHA, con una altura de 199 metros.
Fuente: El País