Édgar Oceransky lo tiene completamente claro: “la música es libertad, eso es justamente lo que me regala”, es la aventura de saltar sin red, a distintos géneros, del son al bolero, a la balada, del piano a la guitarra, dice el cantautor en entrevista, luego de más de dos horas de prodigarse en el escenario de Sala Forum, en el segundo lleno en menos de un mes en Puebla.
Relajado, luego de la intensidad de una presentación con mucha interacción con el público, que prácticamente no dejó lugar vacío en el recinto de San Andrés Cholula, aborda la satisfacción de su nuevo disco “Escarlata” -edición que en CD y libro, con 11 canciones y textos-, la más elaborada de su carrera, que significa “un punto y aparte” hacia la constante evolución.
“Hilo Escarlata”, con la que abrió su presentación del pasado viernes 5 de octubre, “Ella es un volcán”, “Cuéntame”, “La otra mitad del mundo”, son algunas de las canciones de la producción que muestra a un Oceransky franco, que mira al propio retrovisor de su vida en sus letras.
Édgar, quien además es un férreo promotor de la canción de autor y un generoso compañero de sus colegas de oficio, pues ha sido el principal organizador de varios festivales, lamenta el poco interés de la radio y las disqueras en México, para firmar a cantautores, esa falta de visión que ha limitado su promoción.
Dueño del escenario, Édgar va de la guitarra y la voz en un mismo tiempo, al canto en manos libres, y luego explora en chispazos el baile rítmico, que embelesa principalmente a las mujeres asistentes.
El cantautor combina el humor, con la sensibilidad y la comunicación directa con el público, el que se vuelve íntimo y se convierte en su cómplice.
Muchas de sus canciones, como la indispensable “Sigo amándote”, son devoradas por la suavidad de la anónima voz masiva, que él deja fluir con silencios breves.
Tras la presentación que arrancó hacia las 22:30 horas, Oceransky va generoso a la convivencia con algunos de los asistentes, quienes aún lo esperan, casi a las dos de la madrugada en Sala Forum, en la Puebla con quien el artista reconoce una relación “muy especial”, en una noche escarlata.
-”Escarlata” es una producción muy cuidada, un parteaguas en tu carrera. ¿Lo pensaste así?
-Sí. Para mí la intención de hacer “Escarlata” era como tratar de juntar todo lo aprendido durante las producciones anteriores y también todo lo logrado. Esta es la primera producción en la que no me quedo con ganas de hacer absolutamente nada, porque teníamos los elementos tanto artísticos, como económicos, como la gente a la mano que lo supiera hacer. Sí es como un punto y seguido, porque a partir de aquí las cosas tienen que ir evolucionando tambié
-Da la impresión de que repudias la zona de confort, que te pasas huyendo de ella, esa en la que de repente se instalan los cantautores…
-Lo que pasa es que para mí la música es libertad y en realidad yo tengo que sentirme libre a la hora de trabajar, y por lo tanto me tengo que mover hacia todos lados. Yo soy absolutamente capaz de poder hacer un bolero, un son y después de hacer una balada, agarrar la guitarra y después ponerme a estudiar piano.
“La música es precisamente libertad, si yo me instalo en una sola cosa, no estoy siendo libre, que es justo lo que me regala la música; entonces para mí sería una contradicción” (no hacerlo así).
-Eres además un defensor de la canción de autor, haz sido organizador de festivales. ¿Qué le está faltando a la canción de autor para invadir el ámbito comercial, para tomarlo por asalto, que tú lo has conseguid
-La apertura de la radio y de las compañías discográficas. En México, no quieren apostar por eso y eso es un hecho. En otros países sí lo hacen. Tú te vas a España, por ejemplo, y Sony Music tiene firmados a cualquier cantidad de cantautores, ahí están Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Andrés Suárez, cantautores de las generaciones anteriores y de mi generación. Y en México firman otras cosas, no se han interesado, cuando México es el mercado más importante para toda la habla hispana. Es falta de interés, yo creo, y poquito de malicia de darse cuenta dónde está uno.
“Es un negocio que aparte te va a durar toda la vida, porque si tienes una gente como Serrat y lo cultivas, te va a seguir cantado hasta los 80 años, te va a llenar Auditorios Nacionales, y no vas a tener que pagar payola(soborno para que programen alguna canción en las estaciones), ya nunca más en la radio, sabes, pero yo creo que es un desatino de ellos”.
-Recorres todo el país, pero en un mes has venido dos veces a Puebla, a Sala Forum, con dos llenos y has venido muchas otras veces, ¿tienes una relación especial con esta ciudad?
-Muy especial, porque Puebla fue de los primeros lugares, si no es que el primero, en donde yo empecé a ver una respuesta clara con mi música, incluso ni siquiera era tanto en la Ciudad de México, primero fue en Puebla, en donde la gente empezaba a venir, porque ya había un caldo de cultivo aquí previo, que habían trabajo amigos, que había trabajado la radio, como (el programa) Cantares, pero también cantautores que habían estado chambeando y ya tenían un público. Entonces tú llegabas y caías en blandito”.
-Una pregunta canalla: ¿de toda la gente con la que has alternado, con la que has estado en el escenario, hay algún favorito o favorita?
-Es muy difícil decir eso. Te voy a decir por qué: la gente con la que he compartido escenario, tiene que ver con momentos de mi vida, más que con logros… Por ejemplo con Raúl (Ornelas) -con quien grabó el disco “Necios”-disfruté mucho porque estuvimos más de dos años de gira juntos. Pero las únicas dos veces que me he subido al escenario con Armando Manzanero para mí han sido una cosa brutal, o subirme con Alejandro Lerner a cantar una canción también ha sido una cosa brutal, aunque haya sido una vez. Sería injusto de mi parte poder decirlo, injusto conmigo incluso porque no podría tener esa preferencia, porque cada momento a mí me ha llenado el alma de formas distintas.