Una de las historias más enigmáticas del México antiguo es la del tesoro de Moctezuma, el cual es considerado como uno de los más grandes tesoros perdidos de la antigüedad.
Tras desembarcar en la isla de Santa Cruz (ahora conocida como Cozumel), Hernán Cortés y un grupo de 500 hombres avanzan hacia la costa de Yucatán, posteriormente se dirigieron hacia Tabasco, Tlaxcala y Cholula. A su paso, la expedición de los españoles consigue derrotar a los pueblos indígenas a los que se enfrentó y acumular riquezas.
El 8 de noviembre de 1519, Cortés y su ejército llegaron a la gran México Tenochtitlán,capital del imperio Mexica. Ese mismo día el conquistador español y el tlatoani Moctezuma tuvieron su primer encuentro.
Los conquistadores se alojaron en el palacio de Axayácatl, padre de Moctezuma. En dicho palacio, los españoles hallaron una puerta oculta, tras la cual se encontraron con un magnífico tesoro.
El académico David Cuevas Góngora publicó en la revista “Baética: Estudios de arte, geografía e historia”, un artículo que documenta la historia del llamado tesoro de Moctezuma. Y sobre el hallazgo de éste escribió:
“Ante la negativa del soberano azteca de construir un altar cristiano en el Templo Mayor de Tenochtitlán para acabar con la idolatría del pueblo azteca. Se decide hacerlo en el palacio donde se alojaban los conquistadores. Aquí será donde se encuentre con una puerta tapiada Alonso Yáñez, éste comunicó su hallazgo a Juan Velázquez de León y a Francisco de Lugo, quienes a su vez informaron al propio Cortés. Tras esta tapia se halló un fabuloso tesoro. Así lo narra uno de los testigos presentes, el conquistador Bernal Díaz del Castillo”:
“…Pues estando que estábamos en aquellos aposentos, como somos de tal calidad, e todo lo transcendemos e queremos saber, cuando miramos adonde mejor y en más conveniente parte habíamos de hacer el altar, dos de nuestros soldados, que uno de ellos era carpintero de lo blanco, que se decía Alonso Yáñez, vio en una pared una como señal de que había sido puerta, que estaba cerrada…secretamente se abrió la puerta: y cuando fue abierta, Cortés con ciertos capitanes entraron primero dentro, y vieron tanto número de joyas de oro e planchas, y tejuelos muchos, y piedras de chalchihuites y otras grandes riquezas, y luego lo supimos entre todos los demás capitanes y soldados, y lo entramos a ver…”.
Tras descubrir el tesoro, Cortés hace prisionero Moctezuma, y poco después abandona México-Tenochtitlán para ir al encuentro de Pánfilo Nárvaez, otro conquistador español que fue enviado a México para capturar a Cortés.
Tras enfrentarse y derrotar a Narváez, Cortés regresa a la capital de los aztecas, pero se encuentra con una rebelión de los mexicas, originada por una matanza que los españoles –con Pedro de Alvarado al frente- cometieron en el Templo Mayor. A ese episodio se le conoce como la Matanza de Tóxcatl.
Cortés le pidió a Moctezuma que intercediera por los conquistadores ante el pueblo azteca, sin embargo, el tlatoani fue apredreado en su intento. Las heridas que le causaron las pedradas ocasionaron su muerte.
Los mexicas se lanzaron al ataque de los españoles a quienes consiguen derrotar en la que ha sido llamada como La Noche Triste.
Esa noche Cortés decidió huir secretamente de la ciudad, llevándose el tesoro de Moctezuma consigo. El escape de los conquistadores y el tesoro se realizó en siete caballos y una yegua.
“Al final la silenciosa salida de los españoles de la capital, Tenochtitlán, se convirtió en desastrosa huida, al ser delatados por una mujer que estaba sacando agua, a cuyos gritos de alarma acudieron cientos de guerreros aztecas para dar caza al enemigo hispano. El balance de la ‘Noche Triste’ o ‘batalla de los puentes’ fue fatídico para el bando español, más de 600 españoles sucumbieron a las armas aztecas, sin contar los aliados tlaxcaltecas (unos 2000)”.
Esa noche, los españoles también perdieron el tesoro que robaron en el palacio de Axayácatl y otras tantas riquezas que habían acumulado a su paso.
Cortés logró salvar su vida en la Noche Triste y a la postre los españoles derrotaron a los mexicas. Pero el tesoro nunca fue recuperado; incluso, el gobierno español realizó una investigación sobre la pérdida.
En 1521, con la caída de la gran Tenoctitlán, los aztecas intentaron recuperar el tesoro; para hacerlo torturaron al último emperador azteca, Cuauhtémoc, pues tenían rumores de que lo había escondido en una laguna.
“Cortés quitó del tormento a Cuauhtémoc al revelarle que había echado en la laguna diez días antes de su prisión, todo el oro, plata, piedras, perlas, joyas, artillería… muchos buscaron este tesoro en la laguna y en tierra, pero nunca fue hallado”.
Años más tarde, Martín Cortés, hijo de Hernán Cortés, retomó la búsqueda; sin embargo no existe documentación que pruebe que el tesoro haya sido encontrado en estos intentos.
En 1637, un indígena llamado Francisco Tapia se presentó ante el virrey como un descendiente de los aztecas.
Tapia aseguró conocer el paradero del tesoro de Moctezuma, pues parientes suyos se lo habían revelado. Según su versión, el oro y riquezas fueron escondidos por los mexicas en “la laguna grande de San Lázaro entre el Peñol de los Baños y el del Marqués, en un pozo en que acostumbraban a bañarse antiguamente”.
El virrey ordenó que se buscará el pozo señalado por Tapia; sorprendentemente, éste sí fue encontrado. Sin embargo, no existe ninguna documentación histórica que resuelva el enigma de si el tesoro de Moctezuma fue hallado y permanece aún oculto en las entrañas de algún lugar de México.
Fuente: UNOTV