Semana informa que estudios muestran que aquellos jóvenes que hoy tienen entre 22 y 35 años, la generación millennial, presentan una disminución en el número de parejas sexuales y actividad sexual si se comparan con sus progenitores o con personas que tenían la misma edad en las décadas de 1970 y 1980.
Eusebio Rubio Aurioles, director de la Asociación Mexicana de Salud Sexual A.C., mencionó que hay una estereotipación alrededor de la sexualidad que la vincula a la juventud y a la energía lo cual es incorrecto porque “la juventud no es la depositaria de la vida sexual, el ritmo es muy variado, la actividad permanece hasta los 50 o 60 años”.
Para el especialista en problemas clínicos de la sexualidad este dato es consecuencia de los cambios socio-demográficos que están viviéndose, “la edad en la que se decide hacer pareja permanente se ha incrementado, hace 40 años, las mujeres de 30 se consideraban quedadas”.
Hoy el paradigma es diferente, se decide no formalizar con nadie o hacerlo, pero no con hijos, tal vez por ejercer una profesión que demanda tiempo o cambio de residencia y por eso postergan esa decisión o ni siquiera se considera, “eso se traduce en que las relaciones son más efímeras”.
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El modelo de pareja ha cambiado, “si vemos nuestra historia familiar, nuestras abuelas, tías y bisabuelas se casaron antes de los 20 pero hoy las mujeres se han ocupado más del desarrollo individual”.
El inicio de la vida sexual de las mujeres mexicanas se ha postergado lo que es benéfico para las jóvenes, pues las prácticas sexuales a temprana edad se relacionan con más embarazos, infecciones y sexo con riesgo.
Iniciar en la adolescencia cuando aún no tienen claro lo que significa estar enamorado y lo que es la atracción sexual es muy complejo, es mejor que el desarrollo de la propia identidad se consolide bien, lo que permitirá tomar decisiones congruentes”, dijo.
Asimismo, Rubio Aurioles, quien en 1991 fue responsable de la clínica para problemas sexuales del Programa de Salud Mental en la Facultad de Medicina de la UNAM, afirmó que este inicio tardío de la actividad sexual (entre los 18 y 20 años) es resultado de la información proporcionada a tiempo, “es indispensable para mostrar elementos para desarrollar su capacidad de formación y es una tendencia que va a seguir”, finalizó.