La educación universitaria es esencial en estos tiempos, pero cuando se trata de instituciones privadas, también pareciera inalcanzable. De acuerdo con estimaciones de entidades como HSBC, AXA y el Instituto Mexicano para la Competitividad, el costo de una licenciatura oscila entre 400,000 y 1 millón de pesos, dependiendo del tipo de carrera y dónde se quiera cursar.
De acuerdo con Jorge Blasco, de AXA México, en instituciones como la Universidad Iberoamericana o el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la anualidad ronda entre 150,000 y 200,000 pesos, lo que se traduce en que el semestre oscila entre 80,000 y 90,000 pesos.
“Es un incremento que supone una preocupación para las personas que en la actualidad están teniendo hijos, ¿cómo van a solventar los gastos que tengan para el estudio de sus hijos? La falta de recursos es una de las principales razones por la que los estudiantes dejen la escuela”, advirtió a El Economista.
Estos costos no son fijos, ya que las universidades tienen que enfrentarse a diversas presiones externas, por lo que factores como el tipo de cambio y las reformas estructurales afectan los precios de las colegiaturas, de acuerdo con Rodrigo Guerra Botello, secretario general de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES).
“En los últimos tres años, las colegiaturas han crecido, en promedio, 13 por ciento. Sin embargo, 20% de las universidades ha bajado sus precios porque el sector es muy flexible y si se perciben precios más allá de lo que el padre puede pagar, el alumno se les va”, explicó.
A la par de este tipo de factores, hay otros que afectan el encarecimiento de algunas carreras en particular. Por ejemplo, las de sectores relacionados con la tecnología, la internacionalización y la investigación están muy atadas a monedas extranjeras como el dólar, el euro y la libra, por lo que las colegiaturas suben.
Dicho esto, las opciones de financiamiento deben contemplar estos factores, por lo que se requiere de mucha planeación previa.
¿Irse a lo seguro o solicitar ?un crédito?
Independientemente de las becas y otros incentivos que el futuro licenciado pueda recibir, existen dos maneras para financiar la educación superior en una universidad privada: los seguros educativos y los créditos universitarios.
En el primer caso, se trata de productos financieros que ofrecen las aseguradoras con los cuales el padre de familia puede tener la certeza de que cuando su hijo alcance la mayoría de edad, contará con los recursos necesarios para estudiar, sin importar qué ocurra.
En el caso de AXA, como en el de otras aseguradoras como Seguros Atlas, Mapfre, HSBC y Allianz, el padre puede solicitar plazos de uno a 20 años para reunir la cantidad necesaria mediante el seguro.
En caso de que llegara a faltar, además del ahorro se le proporciona al beneficiario (en este caso, el hijo) una suma asegurada por la póliza de vida de su padre.
El directivo de AXA lo ejemplificó así: “El costo promedio de la universidad puede ser entre 900,000 y 1 millón de pesos. Un padre de 35 años con esta meta educativa, en un plazo de 15 años, la suma asegurada del ahorro es de 1 millón de pesos y son 4.3 millones de pesos de suma asegurada, por lo que la prima mensual sería de 5,500 pesos durante 15 años”.
Cabe destacar que, de acuerdo con el especialista, el promedio de las primas actualmente es entre 15,000 y 20,000 pesos.
Por otra parte, están los créditos universitarios, que como en el caso de otros préstamos, funcionan a un plazo fijo y con una tasa de interés que, en el caso de México, ronda en 10% en promedio, de acuerdo con Guerra Botello. Por ello es que el especialista de la FIMPES considera que la penetración de estos financiamientos no es tan atractiva.
“Los volúmenes de colocación de créditos educativos son muy marginales para el tamaño de la población, no creo que haya en México ahorita más de 8,000 a 10,000 créditos vigentes, en una población de 1 millón 100,000 estudiantes de educación superior particular ”, expresó.
Por ello, el especialista recomendó que si no tiene la opción de un seguro, se acerque a las instituciones educativas de uno a dos años antes de que su hijo requiera entrar a la universidad, y platique con calma opciones de financiamiento, ya que si bien algunas entidades ofrecen planes de financiamiento rígidos, dependiendo del desempeño del estudiante y el cumplimiento de los pagos así como la antelación, puede haber preferencias en los precios.
Finalmente se hallan esquemas de ahorro como Mexicana de Becas, que mediante un fideicomiso especializado y establecido por Santander, ayuda a las familias con hijos menores de 11 años a financiar planes de ahorro a plazos de cinco años para la universidad.
Cabe mencionar que durante los cinco años de aportaciones, en el primero se cubren los gastos de administración, y luego el ahorro comienza a generar rendimientos.
Fuente: http://eleconomista.com.mx/