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Viernes, 13 Abril 2018 19:42

Ploey, un chorlito del Ártico finamente animado

Por  Staff Puebla On Line

Una buena forma de ver el avance que ha tenido el cine de animación nacional es comparándolo con sus homólogos de otras nacionalidades, distintas a las de Pixar y Dreamworks, la indudable vanguardia del género, y de los japoneses como Ghibli, que tienen una tradición y una estética consolidada con los años. Así pues, es bueno ver filmes como Cabeza de chorlito, coproducción Islandia-Bélgica dirigida por Árni Ásgeirsson (quien debutara en 2006 con Thicker than Water, drama familiar de acción real), una cinta que fue un éxito de cartelera en sus países y que llega aquí con un alcance limitado.

El filme tiene una manufactura bastante decente y un sello propio. Sin embargo, es la clásica historia de crecimiento en la que un personaje aparentemente poco ducho se las tiene que ingeniar para superar sus temores y salir adelante por sí mismo. Y aunque el balance entre ambos elementos es bueno, la cinta a veces se estanca en la constante reafirmación de su mensaje, relacionado evidentemente con la metáfora de que hay veces en las que es necesario animarse a soltar las alas para poder hacer algo.

Ploey es un chorlito, un ave migratoria que habita en el Ártico durante la primavera boreal y que antes de que empiece el devastador invierno sale hacia el sur. No obstante, debido a que el miedo lo vence y no se atreve a volar, el joven Ploey pierde a su bandada pero, sobre todo, a su enamorada. Así que tiene que hallar la manera de sobreponerse a la situación superando las adversidades para sobrevivir hasta la siguiente primavera.

 

Eso incluye lograr escapar de la persecución de depredadores como el halcón o el zorro, lo que da pie a escenas entretenidas en las que Ploey lucha literalmente por su vida. Lo que hay que resaltar es que el cineasta islandés no se regodea en las situaciones lacrimógenas ni en el exceso de violencia ni en la comicidad ramplona. Hay contención en todos los niveles sin dejar de mostrar una historia positiva que intenta a toda costa enganchar a su público meta: los niños.

Tal vez estamos acostumbrados a un cine de animación más vertiginoso, con más comicidad y mayor malicia. O de plano más profundo o más trágico. En Cabeza de chorlito la premisa básica gobierna la manufactura, cuidada en sus detalles con muy buenos resultados, y también la historia: es una fábula y nunca se olvida de ello. El título que le pusieron aquí, como suele ocurrir, obvia el mensaje: no porque te digan cabeza de chorlito, alusión a alguien necio o tonto, quiere decir que lo seas.

Fuente: CINEPREMIERE

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