El Universal informa que en la Sierra Negra de Puebla cunde el miedo entre los pobladores de los ejidos El Potrero, El Mirador y Tres Ocotes, porque los homicidas de 11 integrantes de dos familias entrelazadas siguen prófugos.
“Tenemos bastante miedo porque no sabemos quién fue, de dónde vinieron, pues era de noche y la verdad no escuchamos. Dicen que vinieron de Oaxaca; pero no sabemos”, dijo una mujer cuya casa se ubica a 1.5 kilómetros del cerro del El Mirador.
El Potrero fue fundado por varias familias, pero desde hace casi 13 años unos 35 núcleos se trasladaron a unos 3 kilómetros de su tierra de origen. Unos dicen que la escisión fue porque unos profesaban la religión católica y otros la evangelista.
Al margen de ello, el multihomicidio los volvió a unir, pero los sobrevivientes del ataque, perpetrado la noche del jueves pasado, temen regresar a su tierra, incluso dispusieron sepultar a 10 de los 11 cuerpos en el panteón municipal de Coxcatlán.
A los dolientes les reconforta saber que los asesinos están identificados plenamente porque uno de los sobrevivientes es el inspector del ejido El Mirador, Clemente “N”, quien huyó, confió una vecina de El Potrero.
Los asesinados fueron 11, pero una de las mujeres estaba embarazada, por eso se cuentan 12.
En la iglesia San Juan Bautista Evangelista, el párroco Bulmaro Castro pidió el perdón para los homicidas.
Crimen sin tinte religioso
Según las primeras investigaciones, la diferencia de credos fue uno de los motivos de los asesinatos, pero una prima de las víctimas rechazó esa hipótesis y precisó que la separación de las familias para fundar El Mirador fue por diferencias políticas. “Unos dicen que eran panistas [las víctimas] y aquí [en Potrero] son del PRI”, dijo.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/articulo/estados/2016/06/13/