Por donde se le vea, el manejo de las finanzas públicas por parte de la administración de Enrique Peña Nieto mantiene al país al borde de la reducción en sus calificaciones crediticias, reporta Proceso.
Este día, Moody’s Investor Services lanzó la advertencia al gobierno mexicano, al señalar que “lo más importante es mantener la casa en orden. No hay que preocuparse por los vecinos”.
En rueda de prensa celebrada en el marco de la 17 Conferencia Anual de Moody’s, el analista de Riesgo Soberano de dicha agencia, Jaime Reusche, detalló que para que México no vea reducida su calificación crediticia, debe conseguir resultados en el proceso de consolidación fiscal (reducción de deuda), mantener en orden las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex) y dejar de poner mucha atención en riesgos externos, como la campaña presidencial de Donald Trump, en Estados Unidos.
De hecho, el especialista alertó que “es preocupante el aumento constante de la deuda del gobierno federal, aunado a las presiones de los pasivos de Pemex, que ha necesitado ayuda financiera del gobierno y, de seguir necesitándola, presionará aún más las razones de deuda”.
Luego explicó que considerando la deuda del gobierno, que incluye a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ésta representa 35% del Producto Interno Bruto (PIB). En este escenario, la situación financiera de Pemex amenaza con presionar más la razón deuda/PIB, ya que de requerir más apoyos del gobierno federal, puede aumentar por arriba de 40%.
En este escenario, las necesidades de financiamiento anuales de la “empresa productiva del Estado” ascienden a 20 mil millones de dólares, los cuales puede fondearse vía emisión de deuda o con ayuda del gobierno.
En contraste, Moody’s prevé que la producción petrolera de Pemex siga cayendo este año por debajo de los 2 millones diarios de barriles de petróleo, lo que la hace más vulnerable a requerir otro apoyo del gobierno.
Apenas ayer la calificadora Standard & Poor’s disminuyó la perspectiva crediticia del país de “estable” a “negativa” por la creciente deuda, el pírrico crecimiento económico, los problemas asociados a la debilidad institucional, así como por los pobres resultados de las llamadas reformas estructurales.