Caminar por las calles descalza y encorvada, es una “muestra del amor que tenemos como grupo hacia el creador, así como para que con nuestras oraciones regrese la paz a nuestro estado y se termine la violencia”, dijo, compungida Beatriz, una de las mujeres que bajo el anonimato, arrastran cadenas durante la Semana Santa en Taxco, como lo hizo el martes dedicado a la penitencia, describe La Jornada Guerrero.
En la ciudad, a partir del martes, comenzaron desde muy temprano los actos penitenciales antes de llegar el momento de la procesión dedicada a San Nicolás Tolentino y a la penitencia. También es dedicada a las ánimas del purgatorio, por eso, cientos de mujeres hacen a un lado sus quehaceres mundanos y se sumergen en la vía espiritual a través del anonimato, como lo manifestó Beatriz, una mujer que en vida normal es dedicada al hogar, con hijos, y también atiende las necesidades del taller de platería al lado de su esposo Juan, quien también forma parte de los grupos de hombres penitentes que arrastran cadenas, se flagelan la espalda y cargan rollos de varas con espinas de zarzamora.
Para Beatriz, como para otras mujeres de los más de 16 grupos femeniles que arrastran cadenas dentro de la semana mayor, es un “muestra de agradecimiento al creador por todo lo que nos han dado”.
“Mi cónyuge y yo estamos atentos a lo que está sucediendo en este país y la verdad nos causa mucha preocupación, por eso hacemos oraciones y más ahora con nuestra penitencia pedimos por la paz de mundo, por que llegue a nuestro estado esa paz que tanto necesitamos y que la violencia se convierta en armonía”, agregó.
Cuando dobló sus ropas negras; el faldón, la blusa y el capirote en negro que sirve de indumentaria para ocultar su personalidad y la convierte en anónima, dijo que cada año se hace la petición por todo el mundo y problemas que hay.
Expresó que la parte espiritual, la ha llevado a entender muchas cosas de la vida, es por “eso que hemos decidido mi esposo y yo continuar dentro de los grupos y dando testimonio de fe, que aunque somos pecadores pero también estamos dispuestos a liberarnos de todo mal y eso lo estamos trabajando”.
Así como ella, en la noche del martes atadas a los talones con un lazo, y descalzas cientos de mujeres y hombres arrastraron cadenas dentro de la procesión de la penitencia.
Ocultando el rostro, haciendo la meditación y soportando el dolor al estar encorvados y atados con un lazo de crin de caballo-cabresto en la cintura, que permitió comprimir el estómago y los pulmones y les generó problemas de oxigenación, lentamente caminaron con su peso humano en las empedradas calles de Taxco.
Una vela, crucifijo, rosario y algunos otros elementos, contribuyeron a continuar avanzando con fe y esperanza de cumplir sus metas.
La procesión de más de 2 kilómetros comenzó en el templo expiatorio de San Nicolás Tolentino y durante el recorrido de pendientes y ascendentes calles, los penitentes realizaron su acto, acompañados de la alborada.
Por la tarde del martes, en la capilla donde inició la procesión, un grupo de hombres entre oraciones y súplicas, flageló sus desnudas espaldas, en tanto una guardia de mujeres encapuchadas se mantuvo durante el día, hasta que comenzó la procesión.