La Jornada informa que, sin mencionar el tema de las desapariciones forzadas en el país, ni referirse a ningún caso en especial, por ejemplo el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa ni de manera directa a los feminicidios, el papa Francisco aseveró que en México existe una “crisis humanitaria” caracterizada por la migración de miles de personas que son víctimas de extorsión, secuestros y tráfico de personas.
Al oficiar una misa ante 211 mil personas en el recinto de la Feria en Ciudad Juárez, Chihuahua, el pontífice refirió en su mensaje que “no podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos”.
Indicó que esa “tragedia humana que representa la migración forzada” es un “fenómeno global”, generado por la “pobreza, la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado” y añadió que “frente a tantos vacíos legales se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres”, los que no sólo experimentan la carencia, sino que “encima sufren estas formas de violencia”.
El obispo de Roma subrayó que esas injusticias “se radicalizan en los jóvenes”, los cuales son “carne de cañón” y “son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas”.
Aunque no se refirió explícitamente a los feminicidios, uno de los flagelos que agobia a Ciudad Juárez, tema al que sólo dedicó una línea de su exposición, Jorge Mario Bergoglio lanzó: “¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida”. Refirió que aunque el panorama sea sombrío “siempre hay una salida y una oportunidad” y demandó: ¡no más muerte ni explotación!”.
Aunque desde el comienzo del viaje papal se aseguró que el pontífice tocaría el tema de los desaparecidos e incluso el vocero vaticano, Federico Lombardi, refirió que el Papa “tiene en su corazón a los 27 mil desaparecidos” durante la última década, ello no se reflejó en sus palabras. Se insistió tanto por parte del Vaticano como de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) que dado que a la misa estaban víctimas de los diferentes tipos de violencias, habría una mención a éstas.
En el tema de los migrantes, el Papa dijo conocer el trabajo que diversas agrupaciones civiles hacen a favor de los derechos de los migrantes, así como la labor que la iglesia católica también realiza por este sector, sobre todo la base de la iglesia; las religiosas, religiosos, sacerdotes y laicos comprometidos, los que “se la juegan en el acompañamiento y la defensa de la vida” y asisten a los migrantes “arriesgando muchas veces la suya propia”.
“Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar al otro lado. Un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano”.
Al concluir su mensaje el Papa saludó a quienes estaban observando la transmisión en directo al otro lado de la frontera, en El Paso Texas, en donde se reunieron 30 mil personas en el estadio Sun Bowl.
Indicó que gracias a la tecnología “podemos orar y cantar juntos”.
Señaló que de esta forma ninguna frontera puede impedir compartir como si fuéramos “una sola comunidad”.
Se espera que en unos minutos el papa Francisco emita un saludo final para despedirse de los mexicanos al concluir su viaje apostólico, que se extendió desde el 12 de febrero hasta hoy.