El escándalo Volkswagen alcanza nuevas proporciones. Hasta el momento la compañía solo había reconocido la instalación de un software en 11 millones de vehículos de todo el mundo que trucaba las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). Esta tarde, la empresa alemana ha reconocido en un comunicado que la investigación interna ha sacado a la luz “incoherencias inexplicables” en otras emisiones, las de dióxido de carbono, en al menos 800.000 coches. La empresa puso cifras al coste que le supondrá la nueva irregularidad: en torno a 2.000 millones de euros, que vienen a sumarse a los 6.700 millones de euros que ya provisionó para hacer frente a la crisis del software trampa.
Volkswagen no ofreció más detalles del nuevo descubrimiento. Lo único claro es que es un caso distinto al del software fraudulento y que implica nuevas emisiones. No dijo en qué países se vendieron los coches afectados, cuándo se fabricaron o en cuánto se exceden los niveles permitidos. Solo apuntó el coste del problema: 2.000 millones. Eso significa que la reparación por coche sería de 2.500 euros por vehículo, frente a los 600 por unidad que provisionó por el escándalo de septiembre.
Si se confirmara que hay problemas con las emisiones de dióxido de carbono en coches europeos, el caso Volkswagen podría alcanzar una nueva dimensión. El dióxido de carbono influye directamente en el cambio climático, y a diferencia de las emisiones NOx, las emisiones de dióxido de carbono sí son un criterio que utiliza, por ejemplo, el Ministerio de Industria español a la hora de conceder ayudas a los fabricantes de automóviles.
Volkswagen aseguró que “lamenta profundamente” la nueva situación, y señaló que iniciará un diálogo con las autoridades para resolver el problema cuanto antes. Los vehículos afectados, de las marcas Volkswagen, Skoda, Seat y Audi, son “en su mayoría” diésel, lo que también deja entrever que por primera vez hay coches que utilizan motores de gasolina entre los implicados.
Poco después del anuncio, las acciones de la compañía en EE UU se daban la vuelta y cerraron con pérdidas superiores al 5%. “Desde el principio he sido partidario de aclarar las cosas de forma firme e implacable”, dijo el presidente de Volkswagen, Matthias Müller en el comunicado. “No nos pararemos ante nada ni ante nadie. Este proceso es doloroso pero es nuestra única alternativa. Para nosotros, lo único que cuenta es la verdad. Eso es lo que Volkswagen necesita”, añadió Müller, que tomó las riendas de la empresa a finales de septiembre después de que el escándalo le costara el cargo a Martin Winterkorn.
La compañía ha vuelto a incidir al final del comunicado en un mantra que viene repitiendo desde el comienzo de la crisis de emisiones el pasado 18 de septiembre: “todos los coches son seguros”. Las últimas cifras de matriculaciones del mes de octubre ya recogen el impacto de la crisis para Volkswagen, con una caída de ventas del 0,7% en Alemania, una bajada del 3% en Francia y una débil mejora en Estados Unidos del 0,24% frente a crecimientos de dos dígitos para sus rivales.
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